2009

El presupuesto de 2009 fue la oportunidad de que el Gobierno se ocupara de los ciudadanos más vulnerables. Todo quedó en un plan de estímulo económico cortoplacista que desatiende las necesidades de los miles de ciudadanos que soportan lo peor de la crisis. Los empleos creados por las inversiones públicas son para los hombres, mientras las mujeres obtienen empleos precarios o de tiempo parcial y, con frecuencia, son las primeras en ser despedidas. A las organizaciones de la sociedad civil les preocupa que los estándares ambientales y de sostenibilidad se flexibilicen mientras Canadá se dedica a desandar el traspié económico.
Después de dos décadas de guerras, Camboya está reconstruyendo las instituciones del Estado. El crecimiento económico ha sido alto, pero el país necesita una gran inversión en recursos humanos, especialmente en áreas como educación y salud. La crisis económica mundial está teniendo efectos devastadores, poniendo en riesgo la realización de algunos programas nacionales de desarrollo. Algunas ONG defienden los derechos de los pueblos indígenas, quienes se encuentran en riesgo debido a las concesiones de tierras del Gobierno para plantaciones e infraestructura de desarrollo. Otras ONG exigen mayor transparencia presupuestaria.
Gobernada por una Junta Militar, la población birmana vive en crisis perpetuas, ya sea económicas, políticas, alimentarias o ambientales. Éstas se han combinado para crear una situación de pobreza extrema, falta de derechos básicos y condiciones sociales cada vez más deterioradas. Las organizaciones populares, que pueden constituir una parte de la sociedad civil en el futuro, tienen muy poco desarrollo y están prohibidas o perseguidas por el Gobierno. Los derechos se reservan sólo para la élite militar y sus aliados, mientras que los ciudadanos más vulnerables sufren la crisis y los desastres de manera desproporcionada.
Bulgaria, el país más pobre en la UE, ha venido disfrutando de algunos de los beneficios económicos de su integración a la UE. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones del Gobierno en cuanto a que la economía está firme, las inversiones y exportaciones caen y el PIB no tardará en contraerse. Es probable que las medidas del Gobierno para mitigar el impacto de la crisis mundial no sean suficientes. Las ONG exigen que tanto los empleadores como el Gobierno adopten medidas de emergencia para poner freno a la inflación, que acuerden salarios para aumentar el ingreso real y evalúen el impacto de la crisis en los sectores más vulnerables de la sociedad.
Brasil ha debido pagar el precio de haberse “integrado” a la economía mundial. Al retirarse los inversores y especuladores extranjeros, los mercados de valores se desplomaron y la moneda sufrió una fuerte devaluación. Aunque la respuesta del Gobierno ha sido un tanto tímida, aún es posible que Brasil pueda sobrellevar la crisis. Al mismo tiempo, la economía mundial se encuentra ante una oportunidad única de promover estrategias de crecimiento ambientalmente sostenibles, así como nuevas normas para que los sistemas financieros trabajen en pro del desarrollo y de la redistribución de los ingresos y la riqueza.
El país ha visto pasar un ciclo de crecimiento mundial y no supo aprovechar el aventón para acompasar a ritmo propio. Ahora que la crisis global se profundiza, la economía boliviana apenas se enteró de que hubo auge, y ya lo mira de lejos. Estas tendencias expresan el escaso efecto distributivo de los procesos económicos recientes. En Bolivia, por otra parte, la reacción del empresariado ante la crisis es impulsar negociaciones desiguales cuyos efectos caigan sobre las espaldas de los trabajadores, reduciendo beneficios y salarios y aumentando los despidos.
La múltiple crisis ha tenido variado impacto sobre la productividad y economía beninesas, volviendo mayor la vulnerabilidad de las poblaciones, en particular las más pobres. La sociedad civil ha colaborado como socio y enlace del gobierno en la promoción de medidas de combate a la crisis, al tiempo que promueve, entre otras, la revolución verde, la universalización de la alimentación escolar, la inversión en investigación agrícola y sobre cambio climático, así como sobre transferencia de tecnología.
Habiéndose desplomado las acciones de los bancos y principales empresas del país, el Gobierno salió al rescate de los bancos y a garantizar los depósitos. La crisis, de todos modos, sigue incrementando el desempleo, en tanto el costo del rescate bancario se hace sentir en el drástico aumento del endeudamiento público, lo que tiene severas repercusiones en la provisión de seguridad social.
En Bangladesh han crecido la pobreza, la vulnerabilidad y la inseguridad alimentaria. El alto precio de los granos y la alta inflación empujaron a la pobreza a 12,1 millones de personas más. Las catástrofes son más frecuentes y severas. Dos inundaciones consecutivas, más el Ciclón Sidr, junto con los precios mundiales de los alimentos provocaron problemas de suministro alimentario. Los más pobres y los hogares de jefatura femenina son los más afectados por la suba de precios de los productos básicos.
Aunque la economía de Bahrein está creciendo, y también el ingreso per cápita. Sin embargo, si bien cada vez hay más millonarios, la clase media se achica y la clase baja se empobrece. Aumentan las confrontaciones y tensiones entre los grupos empobrecidos y las fuerzas de seguridad. Es necesario elaborar con urgencia una estrategia que proteja a la sociedad de los impactos negativos de la globalización.
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