2009

La crisis económica y financiera mundial es un creciente foco de atención en los discursos oficiales porque el Gobierno ha llegado a la conclusión de que, a menos que se aborde con responsabilidad y seriedad, los impactos serán severos. Aunque aún no se sienten los efectos directos de la crisis en el país, la naturaleza de la economía la vuelve muy vulnerable. Sin embargo, aunque sea necesario un diálogo nacional, el Gobierno no ha realizado consultas con las ONG u otros organismos interesados.
El capitalismo neoliberal ha perdido la razón de existir. La presente es una crisis estructural de la democracia liberal, pero en Kenia el Gobierno no quiere ver la realidad y hace como el avestruz, que entierra su cabeza en la arena. La élite gobernante sostiene que la crisis es circunstancial y que la economía nacional está suficientemente a salvo por la debilidad de sus lazos con el capital internacional. La sociedad civil keniata sigue advirtiendo que, al contrario de las predicciones del Gobierno, el país está a punto de sumirse en las aguas turbulentas del neoliberalismo.
La intervención del Gobierno en apoyo de las instituciones financieras expuestas a las fluctuaciones de los mercados internacionales confirma que los bancos italianos se han visto en dificultades desde que comenzó la crisis financiera mundial. Hasta el momento, la peor consecuencia de la crisis ha sido la contracción del mercado de créditos. En un país en el que el 90% de las empresas es de tamaño mediano o pequeño, la respuesta del Gobierno ha sido cuantitativa y cualitativamente insuficiente. Es necesario implementar políticas diferentes que distribuyan los recursos en forma adecuada para luchar contra la pobreza y proteger al trabajador.
La Constitución iraquí de 2005 intentó incluir medidas que impulsaran el empoderamiento de la mujer; sin embargo, es necesario que exista también una cultura de igualdad de oportunidades. Durante el actual período de transición la mujer no sólo ha perdido la mayor parte de los beneficios provistos por el Estado sino que sufre en forma desproporcionada la contracción del poder estatal, la inseguridad causada por la inestabilidad política, el colapso de las actividades económicas por motivo de la guerra y el deterioro de las estructuras sociales. El aumento de la violencia contra la mujer requiere la intervención urgente de todos los actores sociales.
Aunque existen indicadores que demuestran que la situación de la India no es una de las peores, muchos sectores se han debilitado debido al deterioro de la economía mundial y otros no han mantenido su crecimiento. Por ejemplo, se ha frenado el crecimiento en préstamos personales, al consumo y a la producción. La inflación, el aumento del desempleo y el deterioro de las inversiones institucionales extranjeras constituyen impactos adicionales. El Gobierno debe encontrar un equilibrio entre las reformas económicas para estimular el crecimiento y el alivio a los 250 millones de indios que viven en la pobreza extrema.
La crisis mundial empujó a Hungría al peor declive económico que haya experimentado en casi dos décadas. La misma fue parcialmente responsable de la renuncia del primer ministro Ferenc Gyucsany este año. La economía dependiente de las exportaciones padeció de la desaceleración de sus principales socios comerciales. El sistema social está paralizado por la corrupción, la moneda nacional se desplomó y las finanzas públicas soportan la pesada carga de las obligaciones jubilatorias. El nuevo Primer Ministro planea recortar las jubilaciones, las bonificaciones del sector público y las asignaciones por maternidad, hipotecar la energía y los subsidios al transporte, y elevar la edad de jubilación.
Honduras es uno de los países más pobres de América Latina. La crisis financiera internacional ya auguraba que la vida de los hondureños sería aún más difícil, pero el Golpe de Estado, apoyado por los sectores más reaccionarios de la sociedad – en particular los defensores de la cultura patriarcal – ha recrudecido los problemas. Las organizaciones sociales, y en particular los movimientos feministas, organizan la resistencia contra el régimen de facto.
La crisis alimentaria recurrente que vive el país, con 121 de los 333 municipios que lo componen sumidos en la hambruna, hacen imprescindible la intervención estructural en el campo. Terminar con el desplazamiento de las comunidades campesinas, permitiéndoles ser dueños de sus tierras, permitirá hacer más equitativa la tenencia y volver a la autosuficiencia alimentaria. Para ello, es urgente revertir el actual modelo feudal de producción agrícola e impostergable aplicar la prometida Reforma Agraria Integral.
La crisis global ya ha afectado seriamente la economía de Ghana. El daño inicial ha incluido la reducción de exportaciones y remesas del exterior y una devaluación galopante. La crisis amenaza con perjudicar los esfuerzos para reducir la pobreza, que habían registrado éxitos. Los intentos del gobierno por mitigar el impacto de la crisis parecen insuficientes. El mayor desafío es mejorar la distribución de la renta, ya que la pobreza es más profunda en las zonas rurales. Se vuelven urgentes políticas de fortalecimiento de la agricultura, un sector que venía aportando casi el 40% del PIB.
La estrategia de gestión de la crisis del Gobierno alemán no incluye objetivos sociales o ecológicos. Los paquetes de estímulo y las reducciones impositivas son socialmente injustos; los despidos y el aumento de los trabajadores de tiempo parcial muestran el rostro feo de la desregulación. Aunque la AOD alemana haya aumentado y los compromisos hacia los Países Menos Adelantados (PMA) en 2009 sean más altos que nunca, todavía son insuficientes. Las declaraciones de la canciller Merkel pueden prometer un nuevo enfoque en las relaciones internacionales pero, en la práctica, las políticas de gestión de la crisis del Gobierno se han centrado en el G20.
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