La plegaria de Zapatero

Author: 
Roberto Bissio
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Con las iniciales de Brasil, Rusia, India y China se acuñó la expresión BRIC (ladrillo, en inglés) para designar a las potencias emergentes. No sin cierto humor negro, la prensa europea habla ahora de los PIGS (cerdos) para referirse a las economías tambaleantes de Portugal, Italia (y/o Irlanda), Grecia y España, cuyas dificultades económicas han hecho caer el euro y alas bolsas a fines de enero.

“El contagio es inevitable en nuestra economía y mercados financieros globalmente interconectados”, escribe Gretchen Morgenson en The New York Times, señalando el temor de los inversores por un default (cese de pagos) de Grecia, Portugal o España.

El “riesgo país” es la designación de moda en las páginas económicas de la prensa europea que registra cómo cada día los PIGS deben pagar tasas de interés más altas por el dinero que piden prestado.

 El pánico cundió a mediados de enero, cuando el gobierno griego debió reconocer un déficit fiscal de casi 13 por ciento del PIB. Hasta ese momento, las estadísticas oficiales lo situaban por debajo del 4 por ciento. La norma del Banco Central Europeo para los 16 países que utilizan el euro como moneda es un déficit máximo del 3 por ciento, pero éste fue excedido ampliamente en 2009 por los planes de estímulo a las economías en el marco de la crisis financiera global.

En el caso de Grecia, sin embargo, los mercados ya no quieren comprar sus bonos o reclaman tasas de interés demasiado altas. El default sólo puede evitarse con un rescate, y la discusión es si lo hará la Unión Europea pasando por encima de prohibiciones expresas, Alemania como socio más poderoso del euro, o el FMI.

España, por su parte, necesita emitir bonos por más de 200.000 millones de euros en 2010, la mitad para cubrir deuda que vence y la otra mitad para saldar el déficit de 2009. Esta suma es el doble de todo lo que el Estado español recauda en un año. En Portugal, el déficit fiscal llegó a casi 10 por ciento el año pasado. Italia tiene menos déficit reconocido (aunque muchos dudan de la veracidad de las estadísticas de Berlusconi), pero su deuda pública ya supera el ciento por ciento del PIB.

A juicio del Premio Nobel de Economía Paul Krugman, “esta irrupción de histeria en torno al déficit recuerda la situación previa a la guerra contra Iraq. Entonces como ahora, alegatos dudosos no respaldados por evidencia convincente fueron reportados como hechos establecidos más allá de toda duda. Entonces como ahora, los políticos fueron llevados a creer que debíamos tomar acciones drásticas rápidamente […] y el temor al déficit puede ocasionar tanto daño como lo hizo el temor a las armas de destrucción masiva”.

El también Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz argumenta que los estímulos (y con ellos los déficits) han debido ser todavía mayores. “Sin déficit, vamos a recortar la salud y la educación, va a aumentar el desempleo, vamos a entrar en depresión y va a ser más difícil aún pagar las deudas, que en proporción a una economía en contracción van a ser mayores”, declaró el martes a CNN. “Si un gobierno no aumenta el déficit durante una recesión, es porque no está haciendo su trabajo”, argumentó el primer ministro portugués, José Sócrates.

Sin embargo, el influyente Financial Times informa que “los mercados no están impresionados” por los anuncios gubernamentales optimistas de los PIGS y “dudan de que los gobiernos tengan la voluntad o el poder de promover las reformas fiscales necesarias para mejorar la competitividad”. El Reino Unido y los países de Europa Oriental, asistidos por el FMI, han recuperado competitividad con el recurso clásico de la devaluación.

Pero los PIGS son miembros del euro y, si bien éste ha caído con relación al dólar, como consecuencia del pánico sobre una nueva burbuja financiera, esta vez vinculada a los bonos de deuda soberana, esta devaluación ha sido inferior a lo que hubiera sido necesario. Los empresarios españoles ya han dicho, por ejemplo, que los sueldos están un 10 por ciento por encima de lo que les permitiría competir.

Comparando la situación griega con la de la Argentina, que convertía pesos a dólares a la par, algunos analistas sostienen que el país debiera salirse del euro, reintroducir el dracma como moneda y devaluarlo. Si esto ocurriera, Portugal, España y tal vez Irlanda, e incluso Italia, debieran hacer lo mismo en poco tiempo. Sus deudas aumentarían, pero las economías se reanimarían con mayores exportaciones y turismo. Siguiendo esta lógica, se ha barajado una hipótesis extrema: que sea Alemania la que se salga del euro y revalúe el marco, acorde con su condición de gran exportador, y permita que el resto de la zona mantenga un euro devaluado.

Sucede que el euro está a mitad de camino entre ser una unidad de cuenta común y una verdadera moneda. Tiene un banco central único pero 16 ministros de Economía. La crisis puede obligar a su estallido o también a profundizar la integración europea, para lo cual Alemania debe sacar la chequera y pagar el rescate de los PIGS o, al menos, garantizar con su firma las emisiones de sus bonos, para que baje el sobreprecio que pagan como “riesgo país”.

Mientras tanto, los gobiernos socialistas de Grecia, Portugal y España no tienen más remedio que intentar convencer a los mercados de que les sigan prestando. Lo que las agencias evaluadoras de riesgo quieren ver son medidas clásicas de recorte fiscal que aseguren la sustentabilidad de la deuda y no planes de estímulo. En Portugal, el gobierno pelea con el Parlamento por recortar los subsidios que les paga a las islas de Madeira y Azores. Para llegar a un déficit de 3 por ciento en 2013, será necesario aumentar los impuestos indirectos y recortar gastos. En España y Grecia se anuncian modificaciones a las jubilaciones, con retiro a los 67 años y no a los 65, y el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha llamado a La Moncloa a empresarios y sindicalistas para discutir “flexibilidad laboral”.

Con los sindicatos amenazando huelga y la popularidad de su gobierno en caída libre, Zapatero debió absorber además un golpe duro de parte de Barack Obama, quien anunció que en mayo no concurrirá a la tradicional reunión anual entre Estados Unidos y la Unión Europa, que este año debe realizarse en Madrid.

Tal vez como premio consuelo, Zapatero fue invitado por Obama a ser el orador principal en el “desayuno nacional de oración” del 3 de febrero en la Casa Blanca. Ante tres mil personas, el jefe del gobierno español, conocido por su laicismo, defendió la libertad de “vivir con la persona amada”, lo cual fue interpretado como una defensa velada del matrimonio homosexual, y citó un pasaje del viejo testamento (Deuteromonio 24, 14-15) cuya elección no puede haber sido casual: “No explotarás al jornalero humilde y pobre, ya sea uno de tus compatriotas o un extranjero que vive en las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque está necesitado y de ese jornal depende su vida”.

Amén.

Por Roberto Bissio

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