Infraestructura versus desigualdad en Filipinas

En Filipinas, la preparación del informe oficial 2019 catalizó un proceso de consulta con múltiples partes interesadas al que se invitó a algunas organizaciones de la sociedad civil, como Social Watch Filipinas (SWP). SWP convocó un proceso de consulta más amplio para producir aportes al informe oficial y un informe independiente de la sociedad civil.

Filipinas es actualmente una de las economías de más rápido crecimiento del mundo, con un PIB que creció entre el 6 y el 7 por ciento en 2018 y aumenta a un promedio de casi el 5 por ciento anual en la última década, pero esas cifras coexisten con una alta tasa de pobreza, una situación paradójica llamada “crecimiento sin empleo”.

SWP comenta que “parece haber una perspectiva tácita pero dominante sobre la riqueza, según la cual mientras se reduzca la pobreza, no debería haber objeciones a las ganancias desenfrenadas de los ricos. Se supone que la riqueza filtrará a los más pobres. La economía por goteo afirma que las altas tasas de crecimiento aumentan el empleo, los ingresos y el nivel de vida. Sin embargo, ese no es el caso en absoluto. De hecho, la desigualdad económica o la brecha entre los más pobres y los más ricos continúa ampliándose, y los pobres constituyen la mayoría y coexisten con una élite de muy pocos integrantes. La clave no es la tasa de crecimiento, sino el tipo de crecimiento económico que está experimentando el país”.

El crecimiento filipino se basa en gran medida en el programa “Build Build Build” (BBB, o sea Construir, Construir, Construir), una ambiciosa iniciativa de infraestructura con 75 proyectos emblemáticos planificados, financiados por el gobierno, la asistencia externa (principalmente de China) y las asociaciones público-privadas (APP).

El BBB es visto por la sociedad civil como generador de deuda, demasiado urbano, concentrado en áreas desarrolladas y descuidando las áreas rurales. Su progreso ha sido desigual, debido a la falta de capacidad y financiamiento, deficiencias en el diseño y falta de coordinación.

Los costos y externalidades aún no se han evaluado.

“El impacto negativo de este programa de infraestructura masiva, específicamente la conversión a otros usos de la tierra de tierras agrícolas ya en disminución, aún no se ha determinado. Pero un impacto emergente ha sido el movimiento de la población rural pobre de la agricultura a la industria de la construcción y la interrupción de las iniciativas de desarrollo de la cadena de valor agrícola de pequeños productores que el estado ha descuidado durante mucho tiempo. En total, el gasto en agricultura, donde la mayoría de los más pobres se gana la vida, es decepcionante para un país que desea lograr la industrialización verde. También es previsible que esta infraestructura de uso intensivo de combustibles fósiles y los programas y proyectos de energía podrían revertir los logros modestos logrados en la protección y rehabilitación ambiental.”

En su discurso de bienvenida del encuentro, poco antes de su lamentado deceso, el coordinador de Social Watch Filipinas y presidente del Movimiento de Reconstrucción Rural de Filipinas (PRRM), Isagani Serrano, resumió su consejo a los colegas filipinos de la sociedad civil con palabras que también son un mensaje a los ciudadanos del mundo: “Muchas cosas buenas están sucediendo en la sociedad en su con- junto. Pero necesitamos interpelar más al gobierno, no solo para lograr un “enfoque de gobierno completo”, sino un “enfoque de toda la sociedad” para acercarnos a nuestro sueño de justicia en un mundo frágil”.

Lea el Informe nacional THE PH SDG AGENDA: Closing Gaps, Overcoming Policy Incoherence (en inglés).

Fuente: Informe Spotlight sobre Desarrollo Sostenible 2019.