El Salvador: “Terminar con la impunidad para construir paz y tolerancia”

Acto por Día Internacional para
la Tolerancia en la sede
neoyorquina de la ONU.
(Foto: Mark Garten/ONU)

“La responsabilidad para construir una cultura de tolerancia, una verdadera paz e ir disminuyendo los niveles de violencia en El Salvador, demanda estrategias que inviten a la concertación entre poderes estatales y organizaciones que representen a todos los sectores de la sociedad civil”, postuló la Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social (Cidep), organización que integra la red mundial de Social Watch.

En una declaración publicada en la prensa salvadoreña el 16 de este mes, Día Internacional para la Tolerancia, Cidep afirmó que esta coordinación es necesaria para establecer “políticas y programas preventivos, educativos, de cultura de paz; pero también para construir y ofrecer alternativas económicas que permitan a la población, vivir con dignidad”.

Cidep recordó que el Día Internacional para la Tolerancia coincide con la conmemoración del “martirio de seis sacerdotes jesuitas, un crimen que aún sigue en la impunidad” en el Salvador. “Si se quiere construir paz y tolerancia, es necesario terminar con las impunidades y sacar a la luz la verdad de este y tantos crímenes más”, advirtió.

Lo que sigue es el texto de la declaración de Cidep:

En el Día Mundial para la Tolerancia
Cidep

El 12 de diciembre de 1996, la Asamblea General invitó a los Estados Miembros a que el 16 de noviembre de cada año observaran el Día Internacional para la Tolerancia con actividades dirigidas tanto a los centros de enseñanza como al público en general.

La Declaración describe la tolerancia no sólo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los estados. Sitúa a la tolerancia en el marco del derecho internacional sobre derechos humanos, elaborados en los últimos cincuenta años y pide a los estados que legislen para proteger la igualdad de oportunidades de todos los grupos e individuos de la sociedad.

La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia. La educación es un elemento clave para luchar contra estas formas de exclusión y ayudar a los jóvenes a desarrollar una actitud independiente y un comportamiento ético.

La violencia es un fenómeno complejo que se puede definir como “toda aquella relación social (individual o grupal) en la que, sobre la base de una originaria relación asimétrica (desigualdad de poder), el uso de la fuerza o coerción (física, psicológica o simbólica) se constituye en la norma de comportamiento que configura los términos de dicha relación, sea esta coyuntural o permanente” (Ramos 2000).

La violencia estructural se expresa en aquellas condiciones sociales, políticas y económicas que configuran la estructura social y se convierten en forma de inseguridad, como la exclusión o precariedad en el acceso a los servicios básicos, desprotección antes situaciones que atentan contra los derechos humanos, la impunidad, etc. Expresiones de violencia que afectan a un alto porcentaje de la población y facilitan condiciones para otras formas de violencia.

El día 16 de noviembre, la ONU celebra el día Internacional de la Tolerancia. Es necesario educar para la tolerancia, promover una cultura de paz y tolerancia en los pueblos y entre los pueblos. En este sentido, paz y tolerancia no significan pasividad ni aceptar lo que el más fuerte impone. La construcción de la paz pasa por el establecimiento de la justicia social y la tolerancia implica el reconocimiento de las diferencias y diversidad, en un marco de equidad y justicia.

Por ejemplo, el 16 de noviembre en la historia salvadoreña se conmemora el martirio de seis sacerdotes jesuitas, un crimen que aún sigue en la impunidad. Si se quiere construir paz y tolerancia, es necesario terminar con las impunidades y sacar a la luz la verdad de este y tantos crímenes más.

La responsabilidad para construir una cultura de tolerancia, una verdadera paz e ir disminuyendo los niveles de violencia en El Salvador, demanda estrategias que inviten a la concertación entre poderes estatales y organizaciones que representen a todos los sectores de la sociedad civil, para coordinar políticas y programas preventivos, educativos, de cultura de paz; pero también para construir y ofrecer alternativas económicas que permitan a la población, vivir con dignidad.

Fuente
Diario CoLatino: http://bit.ly/QhSi1x