Egypt

En Egipto, el Banco Mundial sostiene que los logros en las tasas de mortalidad y los niveles de esperanza de vida alcanzados desde el comienzo del siglo pasado no continuarán si el sector privado no se involucra, debido a que el Gobierno no dedica más recursos al sector de la salud y a que hay una menor posibilidad de mejorar los hábitos diarios no saludables de las personas pobres.

En el informe de Social Watch, se advierte que, si bien el Gobierno anunció la creación de algunas APP en el Hospital Universitario de Maternidad y Banco de Sangre de Smouha y el Hospital Al Mowasat, la unidad central de la APP no ha dado a conocer al público los detalles de los proyectos ni la naturaleza de las responsabilidades de los inversionistas.

Asamblea Constitucional
(Foto: ANHRI)

La característica que define la estrategia de desarrollo sostenible en Egipto es la falta de un plan de trabajo detallado para lograr varios objetivos fundamentales, especialmente la reducción de la pobreza y el desempleo, y la lucha contra el sector informal. Esto se suma a la falta de claridad en los mecanismos de implementación y la falta de coherencia entre los objetivos. Los indicadores utilizados para medir los objetivos reflejan la continuación del enfoque neiberal del gobierno, que es contingente en el desarrollo del sector privado y dependiente de éste para financiar los objetivos de desarrollo. Así, por ejemplo, para reducir el déficit, la estrategia no contempla el aumento de los impuestos a las empresas y, en su lugar, opta por gravar con impuestos a los consumidores, como el impuesto al valor agregado del 10%. Además, la estrategia difiere claramente de las estrategias de desarrollo anteriores, ninguna de las cuales se discutieron en el Parlamento o en cualquier tipo de diálogo social.

Este informe examina las dimensiones económicas, sociales y ambientales clave del marco de implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e incluye recomendaciones para los cambios que necesariamente deben realizarse si se quiere tener éxito.

La característica que define la estrategia de desarrollo sostenible en Egipto es la falta de un plan de trabajo detallado para lograr varios objetivos fundamentales, especialmente la reducción de la pobreza y el desempleo, y la lucha contra el sector informal. Esto se suma a la falta de claridad en los mecanismos de implementación y la falta de coherencia entre los objetivos. Los indicadores utilizados para medir los objetivos reflejan la continuación del enfoque neiberal del gobierno, que es contingente en el desarrollo del sector privado y dependiente de éste para financiar los objetivos de desarrollo. Así, por ejemplo, para reducir el déficit, la estrategia no contempla el aumento de los impuestos a las empresas y, en su lugar, opta por gravar con impuestos a los consumidores, como el impuesto al valor agregado del 10%. Además, la estrategia difiere claramente de las estrategias de desarrollo anteriores, ninguna de las cuales se discutieron en el Parlamento o en cualquier tipo de diálogo social. Este informe examina las dimensiones económicas, sociales y ambientales clave del marco de implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e incluye recomendaciones para los cambios que necesariamente deben realizarse si se quiere tener éxito.

Por cuarto año consecutivo, una delegación de organizaciones de la sociedad civil de derechos humanos y de desarrollo de la región árabe visitó instituciones europeas en Bruselas entre el 8 y el 12 de diciembre de 2014. La delegación árabe incluye a representantes de la sociedad civil de Egipto, Jordania, Palestina, Marruecos, Siria, Túnez y Líbano.

Esta visita pretende proporcionar una plataforma para el diálogo y el intercambio entre organizaciones de la sociedad civil de la región árabe y los responsables políticos europeos en el Parlamento y la Comisión Europea en torno al apoyo de la UE y a la participación en la región árabe.

Graves acontecimientos en relación a violaciones de los derechos en Egipto son cada vez más evidentes. El Ministerio de Solidaridad Social propone una nueva ley, lo que constituiría una peligrosa escalada en el marco de ataques sistemáticos contra activistas de la sociedad civil y las crecientes restricciones que se les imponen.

Manifestación en Cairo.
(Foto: EACPE)

La madrugada de hoy 19 de diciembre de 2013 en El Cairo fue testigo de un ataque abusivo de la policía egipcia contra la sede del Centro Egipcio para los Derechos Económicos y Sociales. Los asaltantes secuestraron a un fotógrafo y dos voluntarios, alteraron el contenido de la central y se apoderaron de computadoras y documentos. Los secuestrados fueron llevados a un lugar desconocido. Hasta altas horas de la mañana, los abogados del Centro Egipcio continúan buscando a los secuestrados para iniciar los procedimientos legales necesarios para su puesta en libertad.

Los voluntarios estaban preparando una conferencia de prensa convocada por el Centro, para defender los derechos de los trabajadores de "Iron and Steel Company" en Helwan, de “SwedishCalbes” en Giza, de "Santamoraof blanketsTenth of Ramadan” y de la Compañía Egipcia de Turismo y Hoteles "Egoth".

Manifestación en la Plaza Tahrir,
Cairo.(Foto: EACPE)

Casi dos años después de que las organizaciones de derechos humanos y feministas expresaran su profunda preocupación por la escalada de políticas que refuerzan la situación de impunidad y no protegen a los ciudadanos ni garantizan el derecho de reunión pacífica. La exclusión de las mujeres de la esfera pública a través de la incitación directa y la agresión debe ser condenada. Los crímenes atroces de violencia sexual no se pueden separar de la disminución del estatus social de las mujeres.

La Revolución del 25 de enero, como lo llaman los egipcios, es la cuarta en los últimos ciento treinta años. El movimiento nacional moderno ha intentado una eficaz soberanía nacional, en particular en lo que respecta a la economía y la capacidad de asegurar la justicia socioeconómica en la distribución de la riqueza y de ingresos. El pueblo egipcio descubrió que, al no haber democracia interna, es imposible preservar las conquistas de las revoluciones anteriores. La del 25 de enero afirma entonces la centralidad de la democracia, no sólo como una meta utópica, cuya implementación práctica sería diferida indefinidamente, sino para sentar las bases de un país moderno, independiente y próspero.

Almost two years have passed since human rights and feminists organizations expressed their deep concern at the escalation of policies that reinforce impunity, do not protect citizens and do not guarantee the right of peaceful assembly. The exclusion of women from the public sphere through direct incitement and aggression must be condemned. The heinous crimes of sexual violence can not be separated from the decline of the social status of women. The revolution of January 25, as the Egyptians call it, is the fourth in the last hundred and thirty years. The modern national movement has sought an effective national sovereignty, particularly with regard to economy and the ability to ensure socio-economic justice in the distribution of wealth and income. The Egyptian people discovered that without internal democracy it is impossible to preserve the conquests from previous revolutions. January 25 revolution asserts, then, the centrality of democracy, not only as a utopian goal, which practical implementation would be deferred indefinitely, but to lay the foundations of a modern, independent and prosperous country.
Carteles con el rostro de los
candidatos presidenciales en
El Cairo. (Photo: gr33ndata/
Tarek/Flickr/CC)

La Asociación Egipcia por el Fortalecimiento de la Participación Comunitaria (EACPE, punto focal de Social Watch en el país árabe) anunció que no realizaría tareas de observación electoral en los comicios presidenciales de esta semana por las restricciones impuestas por el gobierno a la sociedad civil.

Emblema del Proyecto Rakeeb

La tercera ronda de las elecciones en Egipto fue un ejercicio democrático, con escasos episodios de violencia e intimidación. La principal irregularidad fue una generalizada actividad proselitista en los locales de votación, que en algunos casos derivó en hechos de violencia esporádica. También se impidió el trabajo de observadores, según el Proyecto Rakeeb, creado por dos organizaciones de la sociedad civil. 

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