Estudio comparativo: Sistemas tributarios en seis países árabes

La Red de ONG Árabes para el Desarrollo (ANND, por su sigla en inglés), en colaboración con Christian Aid y Social y el Monitor de Política Económica de Palestina, explora en el estudio comparativo sobre "Sistemas Tributarios en seis países árabes" de qué manera los sistemas fiscales de los países árabes han contribuido a la falta de oportunidades, las crecientes desigualdades, la marginación y la exclusión que sufre la mayoría de las personas que viven en la región árabe. Las revoluciones en algunos países de la región, la inestabilidad y las crisis en otros son, en parte, una manifestación de rechazo del pueblo a estas inherentes disparidades estructurales. Paradójicamente, como muestra el informe, son las políticas fiscales de estos países las que presentan uno de los principales medios por los cuales los recursos locales pueden ser redistribuidos y movilizados para restablecer la justicia socio-económica para los pobres y para fomentar más el desarrollo.

Estudio comparativo: Sistemas Tributarios en seis países árabes

Ver la publicación (en inglés) aquí.

El pueblo de la región árabe ha sufrido falta de igualdad de oportunidades y desigualdad, así como marginación y la exclusión derivadas de causas sociales y geográficas, como resultado de un sistema de gobierno y administración establecida a través de la reproducción de la injusticia socio-económica. Las revoluciones que han presenciado algunos países de la región, así como la inestabilidad y la crisis en otros, son, en parte, una manifestación del rechazo de la gente hacia las disparidades socio-económicas trascendentales que resultan de las políticas socio-económicas injustas impuestas por los regímenes durante décadas.

La situación se intensificó por la implementación de la desregulación y de privatizaciones, aplicadas a menudo por los gobiernos de la región en cumplimiento de las recomendaciones de las instituciones financieras internacionales. Si bien estas políticas pueden haber contribuido a tasas de crecimiento económico positivas en países como Egipto, Túnez y Marruecos, es claro que no produjeron resultados positivos en general. De hecho, ahogaron a los países árabes con deudas y los despojaron de sus capacidades productivas y la producción de valor añadido. Para la mayoría del pueblo árabe el crecimiento prometido no se materializó. Por el contrario, las desigualdades se incrementaron dramáticamente y el crecimiento sólo ha beneficiado a la elite. Esto ha llevado a la ampliación de la brecha entre los ricos y los pobres en la región.

De hecho, la creciente disparidad social, la desigualdad, la marginación y la exclusión en la región árabe ha dejado marca en varias áreas del desarrollo, como la salud y la educación, sumado a los casos de extrema pobreza y el desempleo. Si bien las estadísticas muestran la mejora de los indicadores y el acceso en lo que respecta a los servicios de salud y educación, la disminución de la calidad de estos servicios debe ser tenida en cuenta. Esto creó islas de pobreza y desempleo en el centro y en las periferias, en medio de la profundización de las dificultades de protección social. Asimismo, se estableció un marco jurídico distorsionado que favorece a algunas personas que se dedican a negocios e inversionistas, sin una estrategia clara en relación con el papel del sector privado y el capital extranjero.

Algunas demandas presentadas por las revoluciones - sustento, trabajo, y educación -, bajo el lema de la justicia social fueron un claro reflejo de la crisis social y económica en los países árabes. Una característica común es la ausencia de sistemas de protección y seguridad social, que sólo están disponibles en una pequeña escala, e incluso cuando existen, no cubren las necesidades de una vida decorosa. En la región árabe el desarrollo está orientado hacia la élite, y no a la población en general. En la mayoría de las situaciones, esto lleva a aumentar la brecha entre los ricos y los pobres.

Los inconvenientes de la financiación externa y la deuda requieren una movilización eficaz de los recursos locales, además de fortalecer las capacidades de producción local para poder crear empleo y producir, creando valor añadido.

Las políticas fiscales se consideran uno de los temas más importantes en la redistribución y la movilización de los recursos locales y podrían corregir algunos de los desequilibrios económicos derivados de la presencia de los privilegios especiales de un segmento social determinado en el interior de las sociedades árabes.

En cuanto a los seis países (Jordania, Egipto, Palestina, Líbano, Túnez y Marruecos) en discusión, hay varias características comunes a sus economías y administraciones estatales. En primer lugar, el gran y significativo volumen de la ayuda externa proporcionada a estos Estados para que puedan cumplir con sus diversas obligaciones y gastos dentro del presupuesto general. Este apoyo funciona principalmente como una condición de las políticas sociales, económicas y políticas impuestas a los países árabes, que consideramos son a expensas de los ciudadanos pobres de estos países.

En segundo lugar, el gran tamaño de la deuda externa y los intereses que se acumulan están restringiendo la posibilidad de lanzar un plan de desarrollo autónomo para la región árabe, debido a que los intereses son una parte importante del presupuesto. Esto plantea un peligro para el concepto de desarrollo sostenible para las generaciones futuras, es así que, en última instancia son estos quienes pagan. Además, los préstamos y las deudas están imponiendo más restricciones socio-económicas en países como Jordania, Egipto, Palestina, Líbano, Túnez y Marruecos, sobre todo debido a la enorme reducción en el gasto social, y el levantamiento de los subsidios a los productos básicos y al combustible. Esto ha conducido a un aumento de la carga sobre los pobres a través de la imposición de altas tasas de impuestos, lo que a su vez conduce a la creación de más pobreza.

En otras palabras, las subvenciones y los préstamos externos se destinan a ayudar a reactivar las economías estatales y les permiten gastos con el fin de revitalizar la economía y crear crecimiento económico. Sin embargo, el trabajo muestra que en última instancia conducen exactamente a lo contrario.

Fuente: ANND.