Avance hacia los ODM y demanda social insatisfecha

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Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA)

Chile sigue siendo el país latinoamericano con el mejor comportamiento en términos de logro de las Metas de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), de acuerdo con la Red Gubernamental Milenio[1], que proporcionó los insumos que sirvieron de base al tercer informe nacional ODM Chile. Este informe, publicado en diciembre de 2010, comprende principalmente cifras recogidas en 2008 y 2009, por lo que no incluye los potenciales efectos adversos del terremoto del 27 de febrero de 2010 sobre los indicadores reportados.

No obstante este nivel de logro, que el propio informe estima en alrededor de un tercio del nivel establecido como meta para el año 2015, el profundo malestar social manifestado masivamente en las calles por la sociedad chilena en los últimos dos años en relación con el estado de la educación y la salud públicas; la depredación ambiental por parte de las grandes corporaciones y, sobre todo, la evidente profundización de la brecha de la desigualdad, plantean interrogantes respecto a lo que ello significa en la práctica para el país.

A nuestro juicio, el fracaso de las políticas y programas gubernamentales en abordar los problemas de fondo que impiden llegar a una sociedad más justa, relativiza los logros informados por Chile en alcanzar las metas de los ODM y hace que sigan apareciendo como insuficientes.

Asuntos como la falta de acceso igualitario a una educación pública gratuita y de calidad; a un sistema de salud pública que garantice  atención oportuna y accesible a todas las personas; a empleos y salarios decentes; la falta de participación efectiva de la ciudadanía en los procesos de evaluación de proyectos ambientales, que provoca la resistencia de las comunidades a la instalación de mega proyectos energéticos, mineros y otros en sus territorios, son todos parte de un modelo de desarrollo que no está centrado en las personas ni en sus derechos, sino en el crecimiento económico y la explotación de recursos naturales.

Ello ocurre en un contexto global donde el principal desafío para el futuro es justamente avanzar de manera sustancial de la consecución de las metas de los ODM hacia la erradicación de la pobreza y transitar más allá, en la dirección de un desarrollo socialmente justo y ambiental y económicamente sostenible.

En efecto, como resultado de la cumbre Rio+20[2], las Naciones Unidas han llamado a gobiernos, sector privado y sociedad civil a proponer un marco de desarrollo distinto. Para hacerlo, la sociedad civil se ha aliado en la campaña global “Beyond 2015” ('Más allá de 2015'), señalando, que “Ante la situación política y económica actual, las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC), así como los gobiernos, las Naciones Unidas y otras partes interesadas deben trabajar duro para acelerar la consecución de los ODM en 2015. Sin embargo, no se puede dar por hecho que los ODM se alcanzarán completamente y se estima que, a pesar del desarrollo alcanzado en determinados sectores, en 2015 una de cada cinco personas seguirá viviendo con ingresos por debajo de 1,25 dólares al día. Es pues esencial que los esfuerzos presentes para alcanzar los ODM en 2015 empiecen también a tener en cuenta la necesidad de asegurar el establecimiento de un marco robusto para el desarrollo cuando alcancen su fecha límite acordada dentro de cuatro años.”[3]

El gobierno, por su parte, afirma en la introducción al Tercer Informe Nacional sobre los ODM que “Chile presenta una serie de metas cumplidas, y otras aún por cumplir, las que plantean desafíos importantes para los próximos años. El compromiso del gobierno con el avance hacia el desarrollo, se materializa no sólo en la implementación de acciones concretas sino que también en la instauración de lo que ha denominado “una nueva forma de gobernar”, que enfatice el cumplimiento de las metas concretas, que actúe en forma honesta y transparente, eficaz y con sentido de urgencia, y cuya mirada esté puesta en los desafíos que nuestro país enfrentará en el siglo XXI.”[4]

A continuación examinaremos someramente algunos de estos logros y desafíos, a la luz de las demandas sociales que se expresan crecientemente, y las propuestas y estrategias del gobierno chileno para avanzar hacia el desarrollo en las dimensiones de la reducción de la pobreza y la educación.

Menos pobres y más trabajo...pero depende del género y del tipo de trabajo

Según el informe del gobierno chileno ya citado, “considerando que si bien entre los años 1990 y 2006 se produjo una disminución desde 38,6% hasta 13,7%, esta tendencia decreciente se revirtió en el período siguiente, registrando en el año 2009 una tasa de pobreza de 15,7%, lo que indica que más de 2,5 millones de personas se encuentran en tal situación, de los cuales 636 mil viven en situaciones de extrema pobreza. Un problema adicional, y que no siempre se ve reflejado en las estadísticas, es la situación inestable en que vive un grupo importante de personas, quienes si bien no se encuentran en situación de pobreza, enfrentan una alta probabilidad de caer en ella si pierden su trabajo o padecen una enfermedad grave, entre otras situaciones críticas. El gobierno, consciente de la gravedad que revisten estas situaciones, se ha comprometido a terminar con la extrema pobreza el año 2014 y a sentar las bases para derrotar la pobreza antes del año 2018. Del mismo modo, ha adquirido el compromiso de terminar con las desigualdades excesivas.”

¿Cuánto se ha avanzado en este aspecto? Según la Encuesta CASEN -la principal encuesta socioeconómica en el país y fuente de las estadísticas oficiales de pobreza y distribución del Ingreso, elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas, Microdatos de la Universidad de Chile y CEPAL- a noviembre de 2011 el porcentaje de la población viviendo en situación de pobreza fue de 14,4%, mientras un 2,8% permaneció en situación de extrema pobreza. Esto significa, en términos porcentuales, que la caída de la pobreza fue de 5%, y la disminución de la pobreza extrema de 24%. Al desagregar estas cifras por género, se comprueba que la disminución se da fundamentalmente en los hombres y que la pobreza sigue teniendo rostro de niño y de mujer.

El informe gubernamental asegura que los factores más importantes que han influido en esta evolución de la pobreza en estos últimos dos años son el alza del precio de los alimentos; el terremoto de febrero de 2010; el aumento del empleo; el incremento de sueldos; y las políticas sociales focalizadas.

Respecto a estas últimas, se mencionan como centrales para lograr erradicar la pobreza extrema en 2014, además del aumento del empleo: el ingreso Ético Familiar, el Bono al Trabajo de la Mujer, y el aumento de la cobertura en jardines infantiles y educación preescolar.

No obstante, en relación al aumento del empleo, desde la sociedad civil surgen voces que difieren acerca del éxito que el gobierno dice haber alcanzado en esta área y sostienen que si bien hay más trabajo, también hay más precariedad laboral. Un estudio de la Red de Territorios Ciudadanos y Fundación Sol[5] concluye que la disminución de la desocupación en Chile se explica principalmente por el aumento de formas de trabajo poco dignas y de mala calidad. De hecho, según los investigadores, el incremento de la subcontratación es el principal factor que habría permitido reducir el desempleo a nivel nacional y esto ha significado un grave estancamiento o disminución del empleo protegido en las regiones. Por lo mismo, sólo el 52% de los asalariados del país cuenta actualmente con un contrato indefinido, previsión, salud y seguro de cesantía. Las fuentes de la investigación son el sistema de indicadores de calidad de vida de la Red de Territorios Ciudadanos, los datos de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo y la propia encuesta CASEN, entre otras fuentes oficiales.

El estudio cuestiona la pertinencia de la tasa oficial de desempleo nacional, que alcanza el 6,5%. En esta línea, los investigadores proponen un nuevo indicador para medir el desempleo en el país denominado “Tasa de Desempleo Integral”. Según este indicador, que considera la desocupación oculta, el subempleo y otros factores de precariedad laboral, la Tasa Nacional de Desempleo alcanzaría al 11,7%. Según esta medición, las cinco regiones más pobres del país -todas distintas a la Metropolitana- tienen elevados índices de desempleo integral.

Educación: jóvenes chilenos movilizados ¿por qué?

Los dos últimos años, pero especialmente el 2011, fueron de intensas movilizaciones estudiantiles, multitudinarias, creativas y mayormente pacíficas, que inspiraron a vastos sectores de la población, galvanizaron alianzas con otros movimientos sociales y se convirtieron en un símbolo, a nivel nacional e internacional, de la lucha contra el sistema de educación del modelo neoliberal chileno. Sus demandas se relacionan principalmente con la calidad de la educación, pero también con la necesidad de terminar con el lucro y fortalecer a la educación pública, aumentando sustancialmente la inversión del estado en esta área.

El gobierno de Chile, en el citado Tercer Informe sobre los ODM, reporta que “las cifras indican que aun cuando la cobertura de la educación se ha ido acercando a los niveles planteados como meta, la calidad no ha alcanzado niveles cercanos al de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Con respecto a la cobertura, el análisis de la evolución de la Tasa Matrícula Neta de enseñanza básica entre los años 1990 y 2009 ha sido positiva, pasando de un 88% en 1990 a 93,3% en el año 2009. En tanto, en educación media, la Tasa de Matrícula Neta pasó de 54,6% a 84,1% durante este mismo periodo.”

Además, reconoce el Informe, “En relación a la calidad de la educación, los resultados de las pruebas PISA indican que, aun cuando hubo una mejora en los resultados entre los años 2000 y 2006, los puntajes de jóvenes de 15 años en ciencias, lectura y matemáticas se encuentran por debajo de los países de la OCDE. En forma adicional, los problemas de calidad de la educación replican y perpetúan las desigualdades existentes al interior de la sociedad, traspasándolas de generación en generación.”

Para hacer frente a un problema de la envergadura del que destacamos en el párrafo anterior, el gobierno propone una estrategia que “combina mejoras a la institucionalidad educacional, creación de cincuenta liceos de excelencia en las principales ciudades de Chile, el aumento en la subvención escolar (la que además será diferenciada), la creación de programas de apoyo a las escuelas con resultados insuficientes, el diseño de una nueva carrera docente y la entrega de mayor información a los padres para que puedan elegir el mejor establecimiento para sus hijos, entre otras medidas.”

¿Satisface esta estrategia la demanda social por una mejor educación pública? La Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), en su “Propuesta para la Educación que Queremos”[6], señala  los tres ejes temáticos que consideran como la base para avanzar en un cambio radical de la totalidad del sistema educacional chileno. Los ejes son: a) Sistema nacional de educación estatal, gratuita, de excelencia y con control comunitario; b) Tarjeta Nacional Estudiantil (TNE) gratuita los 365 días del año; c) Reconstrucción de colegios, liceos y escuelas estatales sin privatizaciones.

Afirma la propuesta de los jóvenes agrupados en ACES: “En dichos ejes encontraremos ideas y conceptos claves como el rol fundamental y no subsidiario del Estado, con descentralización y control de la comunidad (poder social);gratuidad de la educación y fin al lucro; Educación Técnica Profesional al servicio de un proyecto de desarrollo del país definido por las mayorías y donde las regiones jueguen un rol relevante; aportes basales a la educación y fin a la subvención; implementación de una Jornada Escolar Completa con una visión integral del sujeto; fin a la segregación (apartheid escolar-social) que potencia el actual sistema de educación; una educación igualitaria e integral; control férreo de parte del Estado a los sostenedores, reposicionar el rol de la comunidad escolar en la definición e implementación de su proyecto educativo,  curricular, etc.”

Como se aprecia, hay escasa convergencia entre la estrategia propuesta por el gobierno y la demanda de los jóvenes estudiantes secundarios chilenos, quienes van mucho más allá del terreno de la educación y afirman que a través del movimiento estudiantil “se ha abierto la puerta para que el mundo social defina el tipo de sociedad que quiere. Nuestras movilizaciones han desnudado a un país injusto, desigual, inequitativo pero abundante en energía, creatividad, ideas y convicciones.” En este sentido, dicen, “No sólo nos movilizamos por nosotros, lo hacemos por el país, por las mayorías, por un proyecto de sociedad más democrática, participativa y justa.”

De este modo, las medidas que se ofrecen como solución a los déficit de la educación en Chile, parecen ser equivalentes a intentar tapar el sol con un dedo y errar completamente la puntería respecto al debate que se ha instalado en la sociedad chilena sobre este tema.

En conclusión, se observa una enorme distancia entre la capacidad de respuesta del gobierno de Chile y la demanda social -el aumento del empleo como factor de reducción de la pobreza frente a la demanda por empleos decentes y salarios justos; las medidas para solucionar algunos problemas de infraestructura en la educación, frente a la demanda por una educación pública de calidad y sin fines de lucro-. Todo ello en un marco de creciente desigualdad, a pesar de los avances de los ODM y del crecimiento económico del país.

La frustración que provoca esta respuesta insuficiente y mal direccionada, provoca una progresiva radicalización de los movimientos sociales, que comienzan a desbordar el ámbito sectorial (empleo, educación, salud...) y apuntan cada vez con mayor fuerza y claridad, hacia reformas estructurales y políticas de fondo, como cambios constitucionales y del paradigma de desarrollo. En este sentido, es probable que  los movimientos sociales chilenos se beneficien de la movilización global por un nuevo marco de desarrollo para el post 2015 y, a la vez, puedan realizar un importante aporte a su construcción.

Notas:

[1]Instancia permanente de cooperación y coordinación establecida a partir del año 2003, compuesta por: Ministerio de Educación; Ministerio de Salud; Servicio Nacional de la Mujer; Ministerio del Trabajo y Previsión Social; Corporación Nacional Forestal; Comisión Nacional del Medioambiente; Ministerio de Vivienda y Urbanismo; Ministerio de Obras Públicas; Subsecretaria de Desarrollo Regional y Administrativo, y Superintendencia de Servicios Sanitarios.

[2] Nombre abreviado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible   que tuvo lugar en junio de 2012 en Río de Janeiro, Brasil, veinte años después de la histórica Cumbre de la Tierra en Río en 1992

[3] Publicación conjunta del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), Beyond 2015 y la Campaña del Milenio de Naciones Unidas, ‘El mundo que queremos – Más allá de 2015’ Manual para Deliberaciones Nacionales, <http://www.beyond2015.org/sites/default/files/Manual%20deliberaciones.pdfhttp://www.beyond2015.org/sites/default/files/Manual%20deliberaciones.pdf> (consultada en diciembre de 2012).

[4]Tercer Informe del Gobierno de Chile sobre los ODM, 2010.

[5]Red Territorios Ciudadanos y Fundación Sol, “Informe Territorial Red Chilena por Territorios Justos y Sustentables”, <http://issuu.com/territorios8/docs/informe_territorial_red_chilena_por_territorios_ju/1 > (consultada en enero 2013).

[6]Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), <http://aces-chile.cl/wp-content/uploads/2012/11/Aces-FF-Difusion.pdf > (consultada en enero de 2013).