Somavia: Movimientos y luchas sociales deben guiar los cambios
Published on Fri, 2011-07-15 08:44
Fuente: Social Watch “El actual modelo de desarrollo que ha venido evolucionando desde comienzos de los años 80 se ha tornado económicamente ineficiente, socialmente inestable, ambientalmente nocivo y políticamente insostenible. Por lo tanto debe ser cambiado. Pero lograrlo probablemente conducirá a un mayor conflicto social”, dijo el director general de la OIT, Juan Somavia, en su mensaje a la Asamblea Mundial de Social Watch en Manila, que concluyó este viernes. Somavia consideró que los compromisos asumidos por los gobiernos en las grandes conferencias de la ONU en los años 90, cuando comenzaron “a cuestionar los dogmas dominantes desde la perspectiva del desarrollo sostenible”, se volvieron “cada vez más subordinados a las exigencias de un modelo de globalización sin regulación que se ha vuelto cada vez más desequilibrado, injusto y, en mi opinión, políticamente insostenible”. “Hoy, el coraje, la determinación y el espacio para pensar y actuar de manera diferente son mucho, mucho más débiles. Por lo tanto, esto le otorga un valor agregado al papel de la sociedad civil y de los movimientos sociales como agentes del cambio. Y hoy Social Watch es más necesario que nunca antes”, agregó el funcionario. “Las transformaciones que deseamos ver en nuestras sociedades deben estar guiadas por la fuerza de los movimientos sociales y de la lucha social. El progreso social exige una vigilancia constante y un activismo constante”, dijo Somavia. “Todos hemos sido inspirados por el coraje, la claridad, la energía de la juventud árabe, pero convertir los sueños en realidad es una tarea que nos incumbe a todos. […] La historia nos dice que el cambio positivo puede resultar de la lucha social. […] Cuando uno elige desafiar los dogmas dominantes, defender los derechos humanos, la igualdad de género y otros valores que son atacados, cuando uno quiere mejorar las sociedades, también hace otra elección: la elección de nadar contra la corriente de los intereses atrincherados. Por lo tanto, es difícil y siempre será difícil. Y por eso es que el compromiso, la convicción, la persistencia, la energía positiva a no ser desalentada, resultan tan esenciales. Y todos ustedes los tienen. Y ese es el espíritu de Social Watch.” Lo que sigue es el texto completo del mensaje de Somavia: “Estimados miembros de Social Watch, estimado Roberto Bissio, gracias por invitarme a dirigir la palabra a esta Asamblea. “Como muchos de ustedes saben, soy un gran defensor de Social Watch. Considero que este movimiento promotor de la rendición de cuentas que fue iniciado durante y con posterioridad a la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Copenhague ha sin dudas demostrado su valía y mi espíritu en cuestiones de la sociedad civil está plenamente, plenamente con ustedes. Gracias por el magnífico trabajo que han realizado al supervisar los compromisos de los gobiernos. Al igual que organizaciones internacionales, empresas y ONG, les han recordado permanentemente acerca de la necesidad de actuar en consecuencia. “Las grandes conferencias de los ’90 definieron agendas para una transformación desde la ONU. Era un momento en el que los gobiernos comenzaban a cuestionar los dogmas dominantes desde la perspectiva del desarrollo sostenible. Muchos gobiernos estuvieron listos en ese entonces para liderar la configuración de estos nuevos enfoques. Pero los compromisos de los ’90 fueron quedando cada vez más subordinados a las exigencias de un modelo de globalización sin regulación que se ha vuelto cada vez más desequilibrado, injusto y, en mi opinión, políticamente insostenible. “Hoy, el coraje, la determinación y el espacio para pensar y actuar de manera diferente son mucho, mucho más débiles. Por lo tanto, esto le otorga un valor agregado al papel de la sociedad civil y de los movimientos sociales como agentes del cambio. Y hoy Social Watch es más necesario que nunca antes. “Estimados amigos, no obstante lo tentador que resulta mirar atrás, debemos analizar la realidad actual y seguir adelante. La razón: las crisis financieras y económicas son claras manifestaciones de un patrón de crecimiento ineficaz que ha creado niveles de ingreso y una concentración de la riqueza indecente. No es de sorprender que se haya registrado un marcado debilitamiento del enfoque basado en los derechos humanos. “Sabemos que las transformaciones que deseamos ver en nuestras sociedades deben estar guiadas por la fuerza de los movimientos sociales y de la lucha social. El progreso social exige una vigilancia constante y un activismo constante. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio ayudaron a establecer un cierto foco y un mecanismo para medir el progreso y podemos marcar algunos éxitos en materia de reducción de la pobreza absoluta desde 1990. Pero al mismo tiempo, los hechos muestran que 3.500 millones de personas perciben globalmente el mismo ingreso que las 61 millones de personas más ricas. “Incluso aquí en la dinámica Asia observamos un rápido crecimiento en materia de producción pero un crecimiento lento en materia de trabajos y sueldos dignos. Además, más de 200 millones de personas están oficialmente desocupadas en todo el mundo, incluyendo casi 80 millones de mujeres y hombres jóvenes, y las tasas de desempleo juvenil son algunas veces de siete a 10 veces mayores que para otros grupos. Y el número de trabajadores con empleos vulnerables, 1.500 millones, y los que trabajan pero sobreviven con menos de dos dólares al día, unos 1.200 millones, están al alza nuevamente. En efecto, este no es el camino para lograr un desarrollo sostenible. “Las personas exigen con todo derecho más justicia en cada aspecto de sus vidas. En tres cuartas partes de los 82 países con información disponible, la mayoría de los individuos se está volviendo cada vez más pesimista acerca de su futura calidad y nivel de vida. Muchos se sienten apretados, incluso las clases medias. Al mismo tiempo, advierten la existencia de muchos gobiernos con muy poca fortaleza o muy poca voluntad de prevalecer sobre el poder inexplicable de los operadores financieros que han venido a ejercer una influencia tan negativa en nuestras sociedades. “Por un lado, contamos con instituciones financieras que se consideran demasiado grandes para fracasar, y por el otro lado, hay muchos que sienten que están siendo tratados como si fueran demasiado pequeños como para que a alguien le importe. Esto no puede seguir así. Las crisis financieras y económicas sacudieron de tal modo al mundo que este advirtió que el cambio era esencial. Sin embargo, hay muchos, demasiados, indicios de un retorno a la forma habitual de hacer las cosas, y esta es una receta para el desastre. Entonces, ¿cómo podemos seguir adelante? “En primer lugar, poniendo al trabajo digno y a la protección social como objetivos clave de los patrones de crecimiento del desarrollo sostenible. Muchas, quizás la mayoría de las tensiones que experimentamos tienen lugar en el mundo del trabajo. El trabajo digno y productivo es esencial para la dignidad humana, para la estabilidad de las vidas de las personas y sus familias, para la paz en nuestras comunidades, así como en nuestras sociedades y para un desarrollo económico sostenible y fuerte. Permítanme citar: “la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad en todas partes”. Este principio de la constitución de la OIT refleja, como ustedes han mencionado, el derecho de la gente a no ser pobre. Y todos los que viven en la pobreza saben que el trabajo para salir de la pobreza, un trabajo productivo, es la mejor chance que tienen de llevar una vida digna. “El trabajo no es una mercancía, el trabajo es un elemento central para la dignidad humana, si uno quiere paz debe cultivar la justicia social, estos son los principios operativos de la OIT. Y el mercado laboral es una puerta de acceso a la justicia social cuando respeta la dignidad humana, guiado por nociones de libertad, equidad e igualdad. La OIT y su agenda están en el centro mismo de los procesos sociales reales. “Nacimos como institución en 1919 como resultado de las luchas sociales de fines del siglo XIX. Durante el despliegue de la rebelión y revolución árabe hemos escuchado enardecidos reclamos por empleo y justicia social, libertad y democracia, todos encarnados en el trabajo digno. Pasar a un patrón de crecimiento con justicia social es técnicamente posible, aunque políticamente difícil – son muchos los intereses atrincherados. “Y ahí es donde ustedes son clave. Social Watch puede desempeñar un papel importantísimo en manejar esta agenda. Se requiere, por ejemplo, una nueva combinación de políticas que genere mayores niveles de inversión en la economía real, en particular, en las pequeñas empresas, y no en productos financieros que no generan valor ni empleos; que derive en una relación más justa entre los incrementos de productividad y los salarios; que produzca un crecimiento en base al ingreso y logre un equilibrio entre las estrategias basadas en las exportaciones y la demanda interna; que permita la participación de todos mediante una importante capacitación y oportunidades educativas; que otorgue equilibrio y sinergia mediante la coherencia en materia de políticas – por ejemplo, en la creación de empleos ecológicos; que coloque los derechos laborales y el diálogo social en el centro de las decisiones políticas, y esta combinación de políticas debe estar guiada por el objetivo de compartir los beneficios de la globalización equitativamente en un contexto en donde florezcan la voz, la participación y la democracia. “Este año en la Conferencia Internacional del Trabajo, que es nuestra conferencia anual, hicimos dos importantes avances que pueden ser elementos significativos en el nuevo paradigma de crecimiento con justicia social. Primero, el nuevo convenio para trabajadoras y trabajadores domésticos nos traslada el sistema de derechos a la economía informal. Las trabajadoras y trabajadores domésticos hace tiempo que se vienen movilizando para obtener la protección y el respecto que se merecen y ahora debemos asegurarnos de que este convenio sea ratificado e implementado. Y segundo, estamos trabajando para la aprobación el año que viene de normas de la OIT basadas en la protección social universal para promover estrategias de seguridad social que sean protectoras y fortalecedoras, productivas y sostenibles, y que estimulen la demanda agregada. “Hoy debemos recordar que 80 por ciento de los trabajadores no tienen acceso a la seguridad social. Esto se incluye dentro del marco de estrategias nacionales más amplias orientadas a reducir la pobreza y formalizar el empleo informal. Desde mi punto de vista, estos son bloques sólidos para la construcción de justicia social y los invito a movilizarse en torno a ellos, ya que vuestro esfuerzo puede ser invalorable. También quiero mencionar la existencia de un incipiente movimiento por el trabajo digno que se reúne todos los años cerca del 7 de octubre, que ha sido declarado por la Confederación Sindical como Día Mundial por el Trabajo Digno, al que ustedes quizás quieran integrarse. “Estimados amigos, para finalizar, todos hemos sido inspirados por el coraje, la claridad, la energía de la juventud árabe, pero convertir los sueños en realidad es una tarea que nos incumbe a todos. Y la dirección del cambio nunca se halla garantizada, debemos estar alerta. Tenemos que orientar el cambio hacia resultados justos y equilibrados. Y todos debemos hacernos responsables. “El actual modelo de desarrollo que ha venido evolucionando desde comienzos de los ’80 se ha tornado económicamente ineficiente, socialmente inestable, ambientalmente nocivo y políticamente insostenible. Por lo tanto debe ser cambiado. Pero lograrlo probablemente conducirá a un mayor conflicto social. Sin embargo, como sabemos, la historia nos dice que el cambio positivo puede resultar de la lucha social. Y como ustedes saben, cuando uno elige desafiar los dogmas dominantes, defender los derechos humanos, la igualdad de género y otros valores que están siendo atacados, cuando uno quiere mejorar las sociedades, también hace otra elección: la elección de nadar contra la corriente de los intereses atrincherados. Por lo tanto, es difícil y siempre será difícil. Y por eso es que el compromiso, la convicción, la persistencia, la energía positiva a no ser desalentada, resultan tan esenciales. Y todos ustedes los tienen. Y ese es el espíritu de Social Watch. Lo que ustedes hacen es vital. Les deseo la fortaleza y la imaginación para seguir realizando vuestro invalorable trabajo y los invito a trabajar con la OIT con miras a una nueva era de justicia social. Muchísimas gracias.” |