Seguridad social: ni social ni segura

Alexandra Spieldoch, Lane Vanderslice, Aldo Caliari and Matt Linton, Tanya Dawkins, Karen Hansen Kuhn
Institute for Agriculture and Trade Policy (IATP), Hunger Notes, Center of Concern, Global-Local Links Project, Action Aid USA

Muchos de los principales programas de protección social creados con el correr de los años en Estados Unidos están siendo socavados. La cantidad de personas sin seguro de salud saltó de 10 millones a 48 millones (la séptima parte de la población) desde 1989, y las pensiones de la ‘Seguridad Social’ pública brindan a los ancianos ingresos con nivel de pobreza. Sin embargo, a pesar de que el gobierno federal no garantiza la seguridad social para todos, la organización y la resistencia ciudadana generaron iniciativas innovadoras a nivel de los estados.EnEstados Unidos existen dos conceptos distintos pero relacionados de la seguridadsocial. La primera referencia, y la más común, es a la ‘Seguridad Social’,que se escribe con mayúsculas y se trata de un plan federal específico queproporciona pequeñas pensiones a los ciudadanos cuando se jubilan. Con unadefinición y una aplicación más amplias, ‘seguridad social’ refiere a lacuestión de qué significa proporcionar los tipos de apoyos sociales y económicosque los miembros de la sociedad requieren: atención médica, apoyo al ingreso,empleo, seguro de desempleo, acceso a la educación, cuidado de los niños yancianos, jubilación y otras redes de seguridad y medidas contra la pobreza.Este informe indaga en varios de esos aspectos de la seguridad social yproporciona un atisbo de lo mucho que el país, a pesar de su riqueza y poder,se ha alejado de una política nacional que fomente la auténtica seguridadsocial. Asimismo, analiza las consecuencias de esta tendencia preocupante.


Un séptimo de la población sin segurode salud

Resulta difícil comprender por qué la atención médica y los demás serviciossociales no están al alcance de toda la población en uno de los países másricos del mundo. De hecho, la cantidad de personas que carecen de seguro esasombrosa, a la vez que aumentó sustancialmente en las últimas dos décadas:de 10 millones a 48 millones (un séptimo de la población actual) entre 1989 yel presente (
Battista y McCabe, 1999; Weisberg, 2007). Concomitantemente, los intentos del gobierno porequiparar las diferencias de acceso, como los programas Medicare y Medicaid(creados para brindar, respectivamente, atención médica a las personas mayoresde 65 años y a los pobres), han sido constantemente erosionados, aun cuando losindicadores de mortalidad infantil y esperanza de vida se deterioraron encomparación con los de otras economías industrializadas.

Es posible que la falta de prestación de atención médica sea la política públicamás contenciosa, aparte de la guerra en Iraq. Los candidatos presidencialespara las elecciones nacionales de 2008 están presentando sus propuestas paramodificar la atención sanitaria, dada la furia de la población. Esa furia sedebe a que los servicios de atención médica consumen 16% del PBI, la mayorproporción del mundo (OMS, 2006), pero gran cantidad del dinero que se gasta nollega a la gente que más lo necesita: ancianos, pobres y minorías. Porejemplo, los jubilados con Medicare que gastan USD 3.160 por año enmedicamentos bajo receta terminan cubriendo 66% de los costos por su cuenta(Public Citizen, 2004).

¿A dónde se dirige ese dinero? Gran parte va a las Organizaciones deMantenimiento de la Salud (HMO), a las empresas farmacéuticas y de seguros quecontrolan la industria sanitaria. Una serie de fusiones y adquisicionesgeneraron una concentración sin precedentes de poder e influencia en el sector.Las empresas gastan sumas récord para lograr que las políticas públicasfavorezcan sus intereses comerciales. Las HMO y las empresas farmacéuticasparticipan activamente cabildeando losdirigentes políticos. Por ejemplo, el Center for Public Integrity halló quelas empresas de productos farmacéuticos y sanitarios gastaron más de USD 800millones en cabildeo federal y donaciones de campaña a nivel federal y de losestados en apoyo de las políticas normativas que favorecieran a sus industriasentre 1998-2005 (Ismail, 2005).

Muchas HMO seleccionan a quienes van a asegurar y con frecuencia rechazan a laspersonas que necesitan cobertura, como medio de reducir costos y aumentar lasganancias. Asimismo, ciertos grupos se ven más golpeados que otros en lo querefiere a la falta de cobertura de atención médica. Las consecuencias para lasy los afroestadounidenses, hispanos, pobres y mujeres son mucho peores en elsistema actual de atención médica. Es todo un desafío poder encontrar estadísticasactualizadas sobre los grupos minoritarios. Sin embargo, en 2004 las estadísticasindicaron que los afroestadounidenses tenían 35% más posibilidades de morir decáncer que los caucásicos, debido en gran medida a que 20,1% de losafroestadounidenses no tienen seguro médico, en comparación con sólo 10,7% delos caucásicos. Los niveles inferiores de ingreso de los grupos minoritarios(47% de los hispanos adultos que trabajan y 44% de los afroestadounidensesadultos que trabajan vivían por debajo de la línea de pobreza cuando se realizóel estudio) hace menos posible que reciban atención médica como empleados yque puedan pagársela por cuenta propia (HPIO, 2004).

La Encuesta sobre la Saludde la Mujer, realizada por Kaiser en 2005, señala que los médicos rechazaron a23% de las mujeres con Medicaid (casi una de cada cuatro), frente a 13% de lasmujeres con seguro. Las mujeres hispanas sin seguro médico casi triplican a lasmujeres blancas en esa situación (38% frente a 13%) (KKF, 2005).

El punto en común deestos grupos es su situación económica: tanto las minorías como las mujeresganan menos dinero que los hombres caucásicos y por lo tanto es menos probableque reciban seguro sanitario laboral o que puedan cubrir el costo del seguro porsus propios medios.


Crecimiento del PBI y la productividad noreflejado en salarios

El ingreso y el empleo también son determinantes fundamentales de la seguridadsocial de la gente. Mientras el PBI aumentó en forma constante en el pasadoreciente, y el ingreso global subió de manera correspondiente, la distribucióndel ingreso se deterioró. En 2002, el 20% más alto de los receptores deingreso recibió 49,6% del ingreso nacional (un promedio de USD 160.000),mientras que el 20% inferior recibió 3,4% (un promedio de USD 11.000) (
Denavas-Waltet al., 2002). Eso significa que el quintil superior recibió enpromedio el ingreso del quintil inferior multiplicado por 15. Entre tanto, 37millones de personas o 12,6% de la población vive en la pobreza (Oficinadel Censo, 2005).

En el período 1995-2005, la producción de bienes y servicios por hora detrabajo (la productividad) creció al notable ritmo de 33,4%. Sin embargo, prácticamenteno ha habido mejora salarial para el común de los trabajadores desde 2001,aunque desde entonces el crecimiento de la productividad equivalga a la mitaddel ocurrido entre 1995 y 2005.

La tasa actual de desempleo es de 4,5%. La tasa de desempleo de la poblaciónhispana es 40% superior a la de la población blanca, la tasa de desempleo delos afrodescendientes duplica la de los blancos, y la tasa de desempleo femeninaes levemente inferior a la tasa de desempleo masculina. Si sumamos los‘trabajadores desmotivados’ (quienes no buscan trabajo activamente pero queestán dispuestos a trabajar a tiempo completo) y quienes trabajan a tiempoparcial pero desearían trabajar a tiempo completo, la tasa de desempleo (y desubempleo) se eleva a 8,2% (
Departamento del Trabajo, 2007). La indemnización por desempleo sigue brindando un máximode 39 semanas de prestaciones a los desempleados. Si bien el desempleo de plazosmás largos no está cubierto, en períodos de alto desempleo se ha extendido elperíodo de las prestaciones.


Empleados llevan la carga de asegurarse el ingreso jubilatorio

Un elemento clave de la seguridad social es el de asegurar la jubilación y lavejez. Hoy en día, las prestaciones de jubilación de la Seguridad Social[1](aunque mucho mayores para las personas de altos ingresos que para aquellas conbajos ingresos) sólo hacen un aporte básico al ingreso jubilatorio y deben seraumentadas sustancialmente con otras fuentes, principalmente de los ahorrospersonales. La Seguridad Social sí proporciona ingresos a los pobres quetrabajan, pero ante la ausencia de pensiones o ahorros, puede reforzar lapobreza y hasta profundizarla. Por ejemplo, una persona que ganaba USD 20.000anuales inmediatamente antes de jubilarse recibiría prestaciones de laSeguridad Social en el entorno de USD 9.000 por año.

Debido al cambio hacia las pensiones privadas en los años recientes,corresponde cada vez más a los propios empleados de medianos a bajos ingresosel asegurar su jubilación. Antes, los empleados y empleadas recibían susingresos jubilatorios según un número determinado de años de trabajo y segúnun cierto salario (
sistema de ‘prestaciones definidas’). Hoy, los empresarios hacen una aportación (pequeñapor lo habitual, en torno a 3% del salario del empleado) y a los empleados lescabe la responsabilidad de invertir el resto (sistemade ‘aportaciones definidas’). Comomuchos trabajadores no ganan lo suficiente para pagar las cuentas, y por lotanto no tienen ahorros ni dinero remanente para invertir en su jubilación,este sistema los perjudica a largo plazo. Que las empresas puedan eludir susobligaciones en materia jubilatoria cuando deciden reestructurarse o declararseen quiebra socava aun más la seguridad del empleado.


Esfuerzos insuficientes para brindarseguridad a los pobres

El gobierno federal fija un salario mínimo (como lo hace cada estadoindividual) que procura establecer un piso mínimo para el pago de salarios porlas empresas. Hasta 2007, el salario mínimo de los últimos 10 años ha sido deUSD 5,15 por hora (en contraste, el salario de los trabajadores federales aumentócada año durante ese período). En 2006, el nivel de pobreza (oficial enEstados Unidos) para una familia de cuatro integrantes representaba un ingresode USD 20.000 por año. En una semana laboral de 40 horas, una familia de cuatropersonas con un único salario mínimo ganaría USD 10.300, sólo la mitad delnivel de pobreza.

En 2007 el Congreso votó el aumento gradual del salario mínimo federal en lospróximos tres años, del actual USD 5,15 a USD 7,25 en 2009, lo que dará a lostrabajadores con bajos sueldos su primer incremento en una década. Aunque lavictoria dará a 13 millones de trabajadores un aumento por hora de USD2,10, el mismo no está indexado a la inflación, la cual históricamente haaumentado a un ritmo más rápido (ACORN, 2007). Asimismo, elnuevo salario mínimo generará ingresos de USD 14.500 por año para unasalariado, aun muy por debajo del nivel de la pobreza.

Los tres principales programas que ofrecen ingresos a las personas pobres son elCrédito por Ingreso del Trabajo, el programa de Asistencia Temporal a FamiliasNecesitadas y el programa de Cupones de Alimentos.

El Crédito por Ingreso del Trabajo es el mecanismo por el cual, mediante unadeclaración de impuestos, las personas y familias de bajos ingresos puedenrecibir un suplemento de ingresos. Para una familia de cuatro (matrimonio y doshijos), donde sólo uno de los padres gana el salario mínimo vigente de USD5,15 por hora, el ingreso anual de la familia representaría USD 10.712, lo cualhabilitaría a la familia a percibir un crédito fiscal por los ingresospercibidos de USD 4.290. Lamentablemente, esto no alcanza para que la familia decuatro personas se eleve por encima de la línea de pobreza (Holt, 2006).

En 1996 el programa de Asistencia Temporal a Familias Necesitadas (TANF)sustituyó al de Ayuda a Familias con Niños Dependientes, que había estadovigente desde 1935. El TANF otorga asignaciones globales a los estados para quebrinden asistencia a las familias necesitadas. Los estados tienen libre albedríopara utilizar los fondos. El número de receptores del TANF descendiósustancialmente en los primeros cinco años del programa, en parte debido alimportante incremento del número de padres solteros que trabajan, pero tambiéndebido a otros factores, como la incapacidad de las familias para cumplir consus disposiciones. Los estudios sobre las familias que dejaron de recibir laasistencia del TANF revelaron que 60% de los ex receptores tienen empleo (engeneral con salarios de nivel de pobreza entre USD 6 y USD 8,50 la hora)mientras 40% carece de empleo. Por ejemplo, la falta de centros de atencióninfantil con frecuencia deja a las madres solteras sin poder trabajar, lo cualse exige para recibir las prestaciones del TANF. Entre otros factores quesocavan la contribución del TANF a la seguridad de la gente están el límitede cinco años de plazo para recibir las prestaciones; que las prestaciones alos inmigrantes legales sólo se permitan cinco años después de haber obtenidoel estatuto de inmigrante legal; y el descenso en el nivel de financiación realdel programa (Coven, 2005).

Entre tanto, para recibir ‘cupones de alimentos’ (bonos que se puedencambiar por alimentos) el ingreso neto de las personas debe estar por debajo dela línea de pobreza, aunque existen algunas excepciones. La prestaciónpromedio por persona es de USD 21 por semana, o de USD 1 por comida, una sumacon la cual es sumamente difícil poder vivir. Las familias suelen encontrarsecon ‘más mes que dinero’. Alrededor de 21 millones de personas recibencupones de alimentos, aproximadamente 57% de los 37 millones de personas queviven en la pobreza. Lamentablemente, los cupones de alimentos no tienen muchopoder adquisitivo. Las familias pobres de las zonas urbanas luchan por conseguiralimentos saludables porque los supermercados son pocos y están alejados. Además,la comida ‘chatarra’ suele ser más barata y más accesible que las frutas yverduras frescas. Las personas sin transporte deben hallar la forma de llegar alos mercados más grandes y de volver a su casa con las compras. La justiciaalimentaria, o sea el acceso a alimentos sanos y económicos, es un obstáculoconstante para las personas de las minorías y con bajos ingresos (Departamentode Agricultura, s/f).

Iniciativas que en el pasado han prosperado como el Programa Especial de NutriciónSuplementaria para Mujeres, Lactantes y Niños, que brinda desayunos y almuerzosgratuitos o subsidiados a niños en edad escolar, ahora reciben una presiónpresupuestaria cada vez mayor. El programa tuvo un impacto significativo en lasáreas de la salud, la educación y el bienestar familiar, ya que las comidasque proporciona con frecuencia representan la única comida que algunas los niñosy niñas reciben en el día.


Un nuevo programa social

Lo bueno es que, a pesar de la ausencia de liderazgo del gobierno federal,muchos estados, en respuesta a la organización y la resistencia de la sociedadcivil, están experimentando con enfoques innovadores a nivel de los estados.Por ejemplo, el estado de Massachusetts aprobó recientemente lo que algunosafirman es la primera ley de atención médica universal (Lee, 2007). Californiatambién aprobó una ley que, según se calcula, extenderá el seguro a 6,5millones de personas, en una población total de 36,5 millones. Numerososestados han puesto en práctica con éxito Programas de Seguro de Salud para Niños.

Mientras el gobierno de George W. Bush apoya la privatización de lasjubilaciones federales con el argumento de que el dinero se acabará en los próximos20 años, la población, incluyendo representantes en el Congreso de los dosprincipales partidos políticos, rechazaron esos argumentos categóricamente.Los escándalos actuales en que los empleados pierden sus prestaciones porquelas empresas buscan reducir costos y aumentar las ganancias, a la vez que lossalarios y los beneficios de los ejecutivos alcanzan niveles históricos yobscenos, han incrementado la presión para que se regulen las corporaciones, seapliquen las leyes antimonopólicas y se creen mecanismos que permitan a laspequeñas y medianas empresas proporcionar seguro de salud y otras prestaciones,sin perder su competitividad.

Todos los ejemplos de iniciativas llevadas a cabo en los estados individualestienen la posibilidad de realizarse a escala nacional y constituyen señalespositivas de que ha llegado el momento de elevar el nivel de la seguridadsocial, en su sentido amplio. El abordaje del tema de la seguridad social ofreceun gran potencial para tratar las disparidades de raza, clase y género que elpresente informe describe y que persisten en cada aspecto de la vida nacional.


Referencias

ACORN(Association of Community Organizations for Reform Now) (2007). “Campaignto Raise the Minimum Wage”. <acorn.org/index.php?id=10265>.

Battista,J. y McCabe, J. (1999). “The Case for Single Payer, Universal HealthCare for the United States.” Connecticut Coalition for Universal Health Care.<cthealth.server101.com/the_case_for_universal_health_care_in_the_united_states.htm>.

Coven, M. (2005). “An Introduction to TANF.” Center for Budget and PolicyPriorities. <www.cbpp.org/1-22-02tanf2.htm>.

Denavas-Walt, C., Cleveland R. y Webster, B., Jr. (2002). “Income in theUnited States: 2002.”
Oficina del Censo.<www.census.gov/prod/2003pubs/p60-221.pdf>.

Departamento de Agricultura (s/f).
Food and Nutrition Service. Food Stamp Program.<www.fns.usda.gov/fsp/faqs.htm#9>.

Departamentodel Trabajo. Oficina de Estadísticas de Trabajo (2007). EmploymentSituation Summary” [consultado: 6 de julio]<www.bls.gov/news.release/empsit.nr0.htm>; y “Table A-12. Alternativemeasures of labor underutilization” [consultado: 6 de julio]<www.bls.gov/news.release/empsit.t12.htm>.

Economic Policy Institute (2007). “State of Working America 2006/2007.”<www.stateofworkingamerica.org/news/SWA06Facts-Wages.pdf>.

Health Policy Institute of Ohio (2004). “Understanding Health PolicyDisparities.” <www.healthpolicyohio.org/pdf/healthdisparities.pdf>.

Holt, E. (2006). “The Earned Income Tax Credit at Age 30: What We Know.” TheBrookings Institution. <www3.brookings.edu/metro/pubs/20060209_Holt.pdf>.

Ismail, A. (2005). “Drug Lobby Second to None: How the Drug Lobby Gets its Wayin Washington.” The Center for Public Integrity.<www.publicintegrity.org/rx/report.aspx?aid=723>.

KFF (
The Henry J. Kaiser Family Foundation) (2005). “Women and Health care:A National Profile.” <www.kff.org/womenshealth/7336.cfm>.

Lee, C. (2007). “Massachusetts Begins Universal Health Care.” TheWashington Post. <www.truthout.org/docs_2006/070307O.shtml>.


Oficina del Censo (2005).
“Poverty Thresholds 2005.”<www.census.gov/hhes/www/poverty/threshld/thresh05.html>.

OMS (Organización Mundial de la Salud) (2006). Informe sobre la salud en elmundo 2006 - Colaboremos por la salud.<www.who.int/whr/2006/es/index.html>.


PublicCitizen (2004). “Medicare Prescription Drug Bill at a Glance.”<www.citizen.org/documents/medicaredrugbill.pdf>.

Weisberg, J. (2007). “Symptoms of an Unsustainable System.” FinancialTimes. Febrero 28.<www.ft.com/cms/s/e76a290a-c758-11db-8078-000b5df10621.html>.


Nota:

[1] ‘SeguridadSocial’ lleva mayúsculas en esta sección ya que se refiere a las pensionespor jubilación y tradicionalmente se ha escrito así.

Por mayor información, por favor contacte a: aspieldoch@iatp.org; Lvanderslice@verizon.net; acaliari@coc.org; dawkinst@mindspring.com; Karen.Hansen-Kuhn@actionaidusa.org.