Las joyas de Cikini

Kafil Yamin
IPS Informe especial para Control Ciudadano

Durante décadas, el mercado tradicional de Cikini en el centro de Jakarta ha sido un lugar de reunión de pequeños comerciantes de joyas dispuestos a obtener sus humildes sustentos en la capital indonesia. "El mercado tradicional cumple la función de un banco para nosotros. Cuando tenemos dinero, compramos un anillo, un aro o una pulsera. Pero cuando necesitamos efectivo, los vendemos", explicó Maimunah, de 38 años, cliente de Cikini desde hace más de tres lustros. Pero el bullicioso mercado, familiar para los residentes de Jakarta, tiene sus días contados. Sólo 32 de los 479 quioscos de joyería se mantienen abiertos, a medida que la multiplicación de enormes centros comerciales alejan a los clientes habituales.

"Cada vez está más tranquilo poraquí", expresó Mahmud, de 47 años, propietario de unatienda de joyería desde hace dos décadas. "La genteprefiere ir de compras a aquel centro comercial", dijo,señalando al enorme Cikini Mall, frente a su puesto.

El mercado de Cikini dista mucho de ser unasalvación para los indonesios más pobres, pero los cambios queallí ocurren revelan cómo el intento de modernizar y enriqueceral país puede afectar de manera adversa las vidas de personascomunes, supuestamente beneficiadas por las transformaciones.

La situación refleja la forma en que lasprioridades orientadas por el mercado apuntan a la modernizacióncon frecuencia a costa de los necesitados y menos poderosos.

A lo largo de los años, cientos de mercadostradicionales en el país se convirtieron en modernossupermercados y centros comerciales. Es por ello que el gobiernolos incluyó en una lista de programas de"rejuvenecimiento".

Ilyas Ruhiyat, líder de la organizaciónmusulmana Nahdlatul Ulama, señaló que los programas excluyerona los pequeños comerciantes, que no tienen el peso de losgrandes intereses comerciales.

"Los resultados del desarrollo no sedistribuyen en forma equitativa y eso puede enojar a lagente", advirtió. Algunos proyectos de rejuvenecimientofueron resistidos por los moradores del mercado tradicional.

"Si los moradores de algunos sitios seresisten al proyecto de 'rejuvenecimiento', ya se sabe lo quepasará después: un incendio. Y después los bomberos llegarántarde", dijo un vendedor ambulante en el centro deJakarta.

"La próxima escena será un cartelcolocado en el lugar del incendio indicando que el lugar espropiedad del Estado y que se realizará un proyecto‘público’ allí", destacó.

Este quizá sea un ejemplo urbano, y por tantolimitado, del archipiélago de más de 13.000 islas y 204millones de personas.

Pero Ignas Kleden, investigador del centro deinvestigación Sociedad de Estudios Políticos y Económicos(SPES), dijo que el fenómeno demuestra claramente que elgobierno está de parte de los grandes intereses comerciales.

"La gente diría ‘al diablo con elcompromiso declarado hacia los menos afortunados, miren lo queestán haciendo’", manifestó Kleden.

Aunque el gobierno logró reducirdrásticamente los niveles de pobreza absoluta, aún tiene quehacer lo mismo para garantizar ayuda especial a los menosprivilegiados e intentar resolver la desigual distribución de lariqueza en el país.

Es de destacar la conducta de Indonesia en lareducción de la pobreza, así como la de varios de sus vecinosdel sudeste de Asia. Setenta % de los indonesios vivían pordebajo de la línea de pobreza hace 25 años, pero las cifrasoficiales revelan que la misma había disminuido a 14 % para1996.

El logro no es pequeño para un país tanextendido con la cuarta población del planeta. Pero esespecialmente preocupante la brecha entre ricos y pobres quealimenta el descontento popular y contribuyó a generar losdisturbios en las provincias en los últimos años.

El Programa de las Naciones Unidas para elDesarrollo (PNUD) reveló que, de 1981 a 1991, la relación dedesigualdad entre el 20 % de ingresos más altos de la poblacióny el 20 % más bajo era de 4,9 a 1.

Así mismo, es probable que el intento desolucionar la brecha en el ingreso sea cada vez más difícil amedida que Indonesia adopta medidas de austeridad incluidas en unprograma de rescate financiero encabezado por el Fondo MonetarioInternacional (FMI), implementado recientemente debido a lainestabilidad financiera provocada por la crisis monetariaasiática.

El FMI exige recorte a subsidios,políticamente sensibles, sobre los combustibles, alimentos yfertilizantes. Aunque el esfuerzo puede ayudar a convencer a losinversores internacionales de que el país está pronto paraajustarse el cinturón, la medida puede generar dificultades algobierno.

"El FMI tiene una imagen de realizarrecortes en todo (para los pobres), lo que podría desestabilizarla situación política", alertó Loekman Soetrisno,profesor de desarrollo rural de la Universidad de Gadjah Mada, enJakarta. "Si ajustan el cinturón de los pobres, debenajustar también el de los ricos", declaró.

Los pobres de Indonesia son los que padeceránmás por los recortes del gasto. Mientras el ingreso porhabitante asciende a mil dólares anuales, el economista FaisalBasri señaló que 80 % de la gente gana menos de 250 dólarespor año.

Los efectos de la crisis económica podríanhaberse mitigado si el gobierno hubiera preparado redes deseguridad adecuadas mientras el crecimiento del país erasostenido.

En muchos proyectos de "desarrollo",estos esfuerzos, como los programas de modernización queincluyen la expulsión de los pequeños comerciantes, podríanincluso eliminar oportunidades para que los pobres mejoren susuerte.

"En nuestra opinión, los pobres sonarrojados a la periferia de la comunidad", indicóKleden.

Ajustando el cinturón

El gobierno de Indonesia lanzó numerososprogramas contra la pobreza a partir de la Cumbre Social de 1995en Copenhague, Dinamarca, donde prometió concentrar su esfuerzoen los más pobres y los sectores excluidos del crecimientoeconómico.

En 1996, el presidente Suharto solicitó laayuda de la población adinerada para ayudar a reducir lacreciente brecha del ingreso e informó a 300 de los empresariosmás ricos del país sobre los riesgos sociales que esta supone.

El mandatario instó a estas personas areservar 2 % del ingreso neto de sus compañías para el fondogubernamental de lucha contra la pobreza.

Los empresarios tienen una responsabilidaden la reducción de la pobreza porque su actual buena fortuna esproducto de la estabilidad social, dijo Suharto.

En aparente respuesta al pedido de Suharto, losempresarios accedieron al llamado "Acuerdo deJimbaran",

El dinero se envía al Fondo de ProsperidadIndependiente cuyo supuesto objetivo es ofrecer préstamos debajo interés de 20.000 rupias (5 dólares) y una donación de2.000 rupias (50 centavos de dólar) a cada una de los 13,1millones de familias pobres del país. Desde entonces, lasempresas entregaron 128 millones de dólares.

A principios de 1997, el pedido de Suhartose convirtió en ley mediante un decreto presidencial que fijósanciones legales a quienes lo infrinjan. La norma tambiénobligó a las compañías estatales a aportar 5 % de sus ingresosnetos a las empresas cooperativas.

Más recientemente, las grandes empresas fueronconvocadas para establecer sociedades comerciales con pequeñasfirmas y cooperativas. Se instruyó a las compañías estatalesque se conviertan en "padres sustitutos" de laspequeñas empresas.

El gobierno recomendó a los bancos quedestinen 20 % de su crédito a éstas luego de comprometer alestatal Banco Nacional de Indonesia (BRI) a brindar préstamos de50 millones de rupias (12.600 dólares), libres de intereses, apequeños negocios sin capital.

Estos esfuerzos, percibidos por algunos comouna demostración de voluntad política, podrían funcionar hastacierto grado para asegurar el compromiso de los más acaudaladosa ayudar a los necesitados.

Los funcionarios de gobierno sostienen que losricos deben participar en el objetivo de reducir aun más loscasos de pobreza de 14 a 10 % de la población.

Pero estas ambiciosas metas deben enmarcarsedentro de las actuales condiciones sociales y económicas. Apesar del fuerte crecimiento, el progreso económico ha sidodesigual.

La tasa oficial de desempleo permanece pordebajo del 5%, pero algunos afirman que la cantidad desubempleados podría sextuplicar esa cifra. De los 2,3 millonesde personas que ingresan todos los años al mercado de trabajo,sólo 300.000 consiguen empleo de tiempo completo.

Mientras, los métodos autoritarios queayudaron a reducir la pobreza alimentan el descontento de lospobres y marginados.

Por ejemplo, los críticos expresan sus dudassobre la naturaleza basada en la caridad de los programas delucha contra la pobreza.

"Los paquetes contra la pobreza aúntratan a los marginados como meros receptores de ayuda y no comosobrevivientes", dijo Bambang Ismawan, profesor de laUniversidad de Indonesia.

"Por un lado, este tipo de paquetesubestima su dignidad humana y por otro, limita los problemas dela pobreza a asuntos económicos", añadió.

Ismawan dijo que la lucha contra la pobrezadebe tener el objetivo de ayudar a los pobres a utilizar almáximo su capacidad y mantener su dignidad. Con ese fin, lospobres deben participar activamente en la implementación de losprogramas y no ser considerados receptores de dádivas.

"Necesitamos programas que los incluyanen las decisiones. La opción no refiere solo a donde se debeexcavar el pozo sino a si el mismo se debe crear en primerlugar", arguyó.

Asmara Nababan, de INFID, una ONG de Jakartadedidada al desarrollo urbano, sostuvo que la naturalezacaritativa de muchos programas contra la pobreza agrava lasituación. Con este tipo de programas "los pobrestienden a esperar. No logran alcanzar a los demás".

Como ejemplo, citó el caso de la GNOTA(campaña nacional de padres adoptivos), fundación dirigida porla nuera de Suharto que brinda ayuda a la enseñanza básica.

La fundación recauda enormes cantidades dedinero de empresarios bien relacionados, facilitada por el hechode que su directora pertenece a la familia presidencial, yentrega donaciones en forma regular a escuelas y escolaresnecesitados.

"Este es sólo un intento de conseguirel elogio del público" y no mejora mucho la capacidadde los pobres para cambiar su vida, opinó Nababan.

"El gobierno debería aumentar losimpuestos, destinar un porcentaje a la enseñanza basica y asílos niños podrían ir a la escuela en forma gratuita. Laenseñanza básica debería ser gratuita", manifestó.

Pero la culpa de todo no reside en el gobierno.Si la campaña contra la pobreza no hace lo suficiente parapotenciar a la gente en lugar de convertirlos en objetos decaridad, entonces algo de responsabilidad corresponde a las ONGque aseguran ayudar a los pobres, añadió Nababan.

"Las ONG se ocupan de los derechoshumanos y saben que la pobreza es contraria a estosderechos", dijo, aunque concedió que las organizacionescuentan con pocos fondos y menos personal que el gobierno.