“La cuestión de la equidad social se está convirtiendo en un aspecto fundamental para un país como la India”

Fuente: ALBOAN

El jesuita Manu Alphonse es Director de Social Watch Tamil Nadu, una organización que realiza labores de vigilancia ciudadana e incidencia sobre las políticas públicas en el estado indio de Tamil Nadu. En una entrevista reflexiona sobre la situación actual de la India y las perspectivas hacia una sociedad más equitativa.

¿Qué elementos definen la actual situación de la India?

La India es un país que cuenta con cerca de 1.200 millones de habitantes. Es una cifra enorme, al igual que es enorme su diversidad. Un país donde conviven las principales religiones del mundo junto a multitud de sectas y cultos. Un país donde pervive un sistema de castas que distingue a la población entre personas puras y contaminadas. Existen 22 idiomas oficiales y 415 lenguas vivas. Además, contamos con 646 comunidades indígenas (el pueblo adivasi), que representan la mayor población indígena del mundo (86 millones de personas). Ni siquiera somos un único país. Nos encontramos divididos en muchas naciones, muchas culturas. Yo no me siento indio; cuando me preguntan digo que soy tamil. Por eso, cuando hablamos sobre la India tenemos que preguntarnos de qué India estamos hablando.

¿Cuál es el origen del actual despegue económico del país?

Desde la década de los 90, el país ha venido abriendo sus puertas a la globalización, a una economía liberal que deja vía libre a los mercados. Este proceso nos ha llevado a alcanzar unos niveles de crecimiento económico anuales del 8 o el 9%, lo que ha provocado importantes cambios sociales.

¿En qué consisten esos cambios sociales?

En estos últimos veinte años ha emergido una nueva clase social tremendamente globalizada, que representa entre el 5 y el 6% de la población. Se trata de un porcentaje pequeño, pero en términos indios significa una enorme cantidad de personas. Este grupo maneja toda la agenda exterior del país: compran compañías por todo el mundo, inciden sobre diferentes instituciones internacionales, establecen poderosos grupos de presión en los principales países industrializados… Son quienes verdaderamente dominan las políticas económicas de la India. De hecho, en estos momentos la riqueza de las 36 principales familias indias equivale a la quinta parte del total de la riqueza nacional.

Luego tenemos una creciente clase media, que ocupa alrededor del 30% de la población del país. Estas personas hablan inglés, usan internet, tienen contactos, han recibido una educación cualificada y son profesionales de la medicina, ingeniería, informática… Son el mercado, y más de 300 millones de personas significan un enorme mercado. De hecho, en la actualidad India está económicamente mejor posicionada que China, porque utiliza mejor su enorme mercado interno y depende menos del exterior. Por esta razón, la crisis no ha afectado mucho a la India, porque su economía se basa más en el consumo interno.

Por último tenemos al restante 65% de la población, que vive por término medio con menos de dos dólares al día y es completamente ajena al proceso globalizador. En este grupo social tienen una gran presencia la población dalit (las castas más baja, los “intocables”) y la población adivasi (comunidades aborígenes), además de estar representado mayoritariamente por mujeres.

¿Cómo se perfila el futuro de la India?

Gracias a su continuado crecimiento económico, se calcula que para el año 2050 India habrá superado a China y estos dos países se convertirán en las dos principales superpotencias. Se estima que para entonces poseerán alrededor del 50% de la riqueza mundial. Por eso, resulta fundamental conocer como va a gestionar la India todo este proceso. Hoy en día, la India no puede continuar progresando si no coloniza a amplios sectores de su propia población. Es lo que yo llamo el proceso de “colonización interna”.

Economistas como Amit Bhaduri han señalado que la desigualdad se está convirtiendo en un elemento esencial para el tipo de desarrollo que la India está experimentando. Sin estas desigualdades sería muy difícil poder sostener este incremento del crecimiento. Pero, ¿ puede una democracia, dónde la gente no permanece en silencio, permitir esto? Incluso las personas que pertenecen a los estratos más bajos de la sociedad, las más pobres, las analfabetas, todas ellas tienen voz en política, aunque sea a nivel local.

En este sentido, ¿cuáles son los principales retos que enfrenta el país?

Para mí, el mayor reto que enfrenta la India es como resolver las tradicionales tensiones que recorren el país, como son la cuestión de las castas, la pobreza y la marginación, las cuestiones de género, los problemas entre las diferentes regiones, las tensiones entre las distintas confesiones religiosas… Son aspectos que todavía no están realmente resueltos y el mero crecimiento económico no va a solucionarlos.

Por eso, la cuestión de la equidad social se está convirtiendo en un aspecto fundamental para un país como la India. Cada vez se habla más del concepto del crecimiento inclusivo; un crecimiento que tenga en cuenta a todos los sectores de la sociedad, sin dejar a nadie de lado.

Centrándonos en su experiencia más concreta en el estado de Tamil Nadu, ¿qué lecciones les dejó el Tsunami de 2004?

Tamil Nadu es uno de los estados más ricos y desarrollados de toda la India, pero al mismo tiempo es un lugar donde perviven profundas divisiones sociales. Estas divisiones salieron claramente a la luz tras el Tsunami de 2004. En esos momentos llegó a la zona una enorme cantidad de dinero en forma de ayuda, por lo que decidimos monitorizar la gestión de todos esos fondos. Descubrimos que a la hora de repartir la ayuda se estaban cometiendo enormes discriminaciones, sobre todo contra la población dalit, las comunidades adivasis y las mujeres. Recuerdo que en los campos de acogida de las personas afectadas por el Tsunami hubo quienes se quejaron porque no querían compartir el mismo espacio con gente de casta baja, por lo que se construyeron diferentes campamentos para acoger a la población dalit. Ni siquiera en los momentos más dramáticos de la catástrofe se dejaron de lado las diferencias. Quedó muy claro que el sistema de castas seguía estando profundamente enraizado en la sociedad tamil. Así mismo, las comunidades pesqueras a lo largo de la costa son sociedades altamente dominadas por los hombres. La ayuda que llegaba se repartía entre las familias, y familias quiere decir hombres, por lo que las mujeres no recibían nada. Nos llevo meses descubrir que había cientos de viudas que no estaban recibiendo ningún dinero. De la misma forma, se negó el acceso a la ayuda a todas las comunidades adivasis de la zona, porque se afirmaba que no eran gente de la costa. El Tsunami nos reveló realmente todas las grandes divisiones que esconde Tamil Nadu.

¿Qué se puede hacer para superar estas divisiones?

En la actualidad Social Watch Tamil Nadu ha desarrollado, junto a otras organizaciones amigas, un sistema de auditorias de equidad social. Creemos que toda organización, institución e incluso empresa cuyo trabajo esté relacionado con la atención a las personas debería auditarse en términos de equidad social. No es suficiente auditarse financieramente o a nivel de transparencia. La equidad social debe de ser la base de cualquier auditoria, tanto en términos de objetivos, de perfiles de personal, de prioridades de financiación, de áreas de intervención… De esta manera, una organización puede confirmar que funciona de forma equitativa y que puede gestionar correctamente las cuestiones de equidad social. Las auditorias sobre equidad se están convirtiendo en una norma profesional, de manera que muchas organizaciones internacionales, incluso el Banco Mundial, nos han pedido que auditemos en términos de equidad su presupuesto y sus proyectos en India. Pensamos que esta es una muy buena manera de lograr que la sociedad de Tamil Nadu vaya superando sus divisiones internas.

Su organización realiza también labores de vigilancia sobre las políticas públicas. ¿Cuáles son las claves para una buena gobernanza?

Los tres elementos claves de un buen gobierno suelen ser la transparencia, la responsabilidad y la participación. La participación, sobre todo, es fundamental. Si la gente participa es mucho más fácil que se den los otros dos elementos. Pero la participación no es fácil, sobre todo en sociedades muy jerarquizadas.

Participar puede ser que yo te diga lo que tienes que hacer y que tú lo hagas, pero ese tipo de participación no nos lleva a nada. Una participación efectiva es aquella que tiene que ver con la toma de decisiones; es decir, la participación que buscamos es la que define políticas públicas, establece presupuestos… Puede que la gente no conozca los mecanismos administrativos, pero sabe perfectamente que es lo que pasa a su alrededor. Por eso, actualmente todas las iniciativas relacionadas con la gobernanza hacen referencia a la transparencia y a la responsabilidad, pero siempre tienen como eje principal el fomento de la participación, sobre todo a nivel local.