La catástrofe del Mediterráneo exige una respuesta internacional

A pesar de que una de las mayores catástrofes humanitarias de los últimos años se desarrolla en su propia puerta, la UE y sus Estados miembros parecen totalmente paralizados e incapaces de dar una respuesta urgente y adecuada. La muerte de hombres, mujeres y niños solo parece promover nuevas rondas de discusión. Estas, en su momento, tendrán sin duda como resultado otra declaración política y todavía más promesas vacías.

La urgencia de la situación requiere acción, no palabras

Después de varios años de intenso debate, la UE parece más lejos que nunca de proporcionar una respuesta tangible y eficaz a la crisis. Europa ha demostrado ser totalmente incapaz de llegar a un acuerdo en algo que pudiera detener la pérdida de vidas en el Mediterráneo. Mientras los diplomáticos y los políticos hablan interminablemente, el número de muertos está aumentando inexorablemente. La reducción deliberada de las operaciones de búsqueda y rescate, y el rechazo contundente para responder incluso a las solicitudes más básicas de protección internacional, han causado la muerte y el sufrimiento de algunas de las personas más vulnerables y desesperadas.

Esta abstención voluntaria de actuar será visto como uno de los mayores escándalos humanitarios de la historia europea reciente.

La guerra en Siria está creando la peor crisis mundial de refugiados en décadas, mientras que los conflictos y las crisis en África han dado lugar a un flujo cada vez mayor de personas que buscan protección internacional. La magnitud del problema combinada con la continua parálisis ha producido una situación que está fuera de control. Ahora casi cualquier respuesta de la UE sería insuficiente. La falta de voluntad política y de liderazgo ha significado que ahora se requiera una respuesta mucho más amplia.

Sin un final de la crisis a la vista, y para evitar un mayor deterioro de la situación, la UE debe convocar de inmediato a una cumbre mediterránea internacional, que reuna a todos los Estados miembros, así como a todos los países del norte de África, otros países africanos que reciben un gran número de refugiados del conflicto de Siria, la Unión Africana, Turquía, Estados Unidos, Canadá, Australia y representantes del Consejo de Europa y de la sociedad civil.

La Cumbre debería promulgar una serie de medidas concretas de emergencia para poner fin a las muertes en el mar y para proporcionar protección internacional a los millones de personas que buscan desesperadamente seguridad.

Medidas propuestas para enfrentar la crisis:

El paquete de medidas de la Cumbre debe ser integral, debe abarcar todos los aspectos de la crisis.

- Se debería acordar un programa de reasentamiento plurianual para reasentar a un mínimo de 200.000 personas en los próximos tres años, en estrecha colaboración con las agencias de la ONU y la Organización Internacional para las Migraciones.

- Como una cuestión prioritaria, los 11.000 refugiados vulnerables, que están en la lista prioritaria de ACNUR y que ya han sido seleccionados por la agencia de refugiados y no suponen una amenaza para la seguridad, deben ser llevados a los estados miembros de la UE.

- Estados Unidos, Canadá, Australia y los Estados miembros de la UE deben impulsar la capacidad de protección internacional de un número de países africanos. Con un esfuerzo suficiente y apoyo humanitario sería posible proporcionar refugio a dos millones de personas que necesitan protección internacional en varios países africanos, entre ellos los de la región del Cuerno de África. Se deben hacer esfuerzos para ayudar a los países que ya acogen a un gran número de refugiados, en particular los países que rodean a Siria, e intensificar los esfuerzos humanitarios para asegurar un apoyo sostenible para los casi cuatro millones de refugiados presentes en Jordania, Líbano y Turquía.

- Se debe diseñar un programa de apoyo para el norte de África para ayudar a estos países a hacer frente a la gran afluencia de migrantes y a repatriar a migrantes desamparados a sus países de origen. La comunidad internacional, y especialmente la UE, debería incrementar su compromiso con Libia, incluso si la situación de seguridad continuara siendo compleja y difícil. A los países del norte de África se le deben proporcionar los medios para que patrullen sus puertos y aguas territoriales, poniendo a su disposición lanchas patrulleras rápidas y equipos de búsqueda y rescate. Con el fin de evitar más tragedias a gran escala, se debería poner en marcha una operación de búsqueda y de ubicación en todos los países ribereños del Mediterráneo para realizar un seguimiento de todos los buques fuera de uso que puedan ser utilizados por los traficantes. Los barcos mercantes y de pesca que lleven a bordo refugiados deben recibir una compensación económica y el reconocimiento público por este tipo de acciones.

- Aquellos refugiados que logren llegar a la UE deben recibir el apoyo adecuado. La presión sobre los centros de acogida de Italia y Grecia es enorme y sus sistemas están a punto de fracasar, con consecuencias catastróficas para los refugiados. Por lo tanto, la UE debería enviar inmediatamente equipos para iniciar el procesamiento de los solicitantes de asilo para garantizar que estas personas y familias vulnerables estén debidamente registrados y sus demandas se tratan de manera justa y expedita. La Oficina Europea de Apoyo al Asilo tiene experiencia y capacidad para formar equipos conjuntos de procesamiento en cuatro semanas.

La Comisión Europea debería presentar de inmediato propuestas para un plan de reasignación voluntaria, que involucre a todos los Estados miembros de la UE, con el fin de permitir la distribución justa de los refugiados y solicitantes de asilo. Debe consederse una compensación económica a los Estados miembros que aumenten su capacidad de acogida mediante la activación del existente programa de reasentamiento de la UE que está totalmente infrautilizado.

Estas son solo las primeras sugerencias de medidas concretas a tomar, pero podrían hacer una diferencia real. Solo puede esperarse que las 700 personas que han muerto durante el fin de semana marquen un punto de inflexión para el sistema internacional, que finalmente empiece a tratar adecuada y apropiadamente a personas que huyen de la guerra y otras crisis, y que tienen una urgente necesidad de asistencia. La prevaricación y la dilación serán imperdonablesde cara a un desastre humanitario catastrófico.

Por Mirjam van Reisen.

Fuente: IDN-InDepth NewsViewpoint