DECLARACIÓN DE SOCIAL WATCH SOBRE LAS NEGOCIACIONES DEL CLIMA EN COPENHAGUE: EL CAMBIO CLIMÁTICO ES UNA CUESTIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Published on Mon, 2009-12-21 19:28
Social Watch, una red de 400 organizaciones de la sociedad civil en más de 60 países, pide a los gobiernos de los países desarrollados que se comprometan a encontrar una solución justa para el actual impasse en las negociaciones del clima adhiriendo al principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas consagrado en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCC), la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, el Programa 21, y la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Los países desarrollados deben reconocer la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sustentable en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente global y de las tecnologías y recursos financieros que disponen. A su vez, los acuerdos mundiales sobre cambio climático deben tener en cuenta las diferentes circunstancias, particularmente la capacidad de los países en desarrollo de prevenir, reducir y controlar las amenazas producidas por el cambio climático. El cambio climático afecta derechos humanos inalienables como el derecho a vivir una vida digna. Es responsabilidad de los Estados el adherirse al derecho internacional y contribuir a la cooperación internacional para la plena realización de los derechos humanos. Ya hemos visto los efectos del cambio climático en el derecho a la salud, a la alimentación, a una vivienda digna, a la nacionalidad, al desarrollo y a la vida de los sectores más vulnerables de la sociedad incluyendo mujeres, niños y pueblos indígenas en el mundo en desarrollo. Un acuerdo político no es suficiente para hacer frente a la actual crisis; es necesario fijar metas fuertes y jurídicamente vinculantes para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero así como también tener métodos más efectivos, justos y equitativos para enfrentar los efectos del cambio climático en los más vulnerables y los menos responsables por esta crisis. Las expectativas por un resultado en Copenhague se han atenuado en las últimas semanas, sobre todo debido a la inacción por parte de los mayores emisores del mundo. No hay lugar aquí para que ricos y poderosos establezcan las condiciones para compartir responsabilidades, especialmente aquellas que resultan pesadas y humillantes para los pobres y los menos poderosos. Lo que se espera de cada lado no es más que cumplir con su parte justa y equitativa basándose en una responsabilidad diferenciada por lo sucedido y por lo que continúa sucediendo. Los países con alto índice de emisiones deben seguir comprometiéndose a efectuar reducciones drásticas, profundas y legalmente vinculantes de gases de efecto invernadero basándose en niveles de 1990. Los gobiernos de estos países y las empresas también deben reconocer la deuda ecológica de sus Estados, empresas y elite para con los pueblos vulnerables y marginados, especialmente aquellos de países menos desarrollados y en desarrollo. Las reparaciones y la restitución son requisitos fundamentales de la justicia social y climática. Estas reparaciones y restituciones son parte de una mayor deuda ecológica del Norte hacia el Sur acumulada a través de décadas de saqueo histórico, colonialismo y dominación económica. Y este principio es el que llama a que la financiación del clima se considere como parte de la reparación de deuda climática que no debe ser impuesto por los países desarrollados en forma de préstamos condicionados. Por lo tanto, la compensación por la los efectos adversos del cambio climático en todos los países y pueblos afectados es una cuestión de democracia climática, justicia y responsabilidad, no sólo de mitigación de los efectos del clima o de comercio de carbono. La red Social Watch hace el siguiente llamado a los Estados para hacer frente a los efectos del cambio climático:
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