El Informe 2009 de Social Watch: Sólo atendiendo las necesidades de la gente habrá una salida justa a la crisis mundial

Author: 
Jana Silverman y Natalia Cardona, Secretariado Internacional de Social Watch

En Pittsburgh y Nueva York, en septiembre, fue presentado a nivel mundial el informe Social Watch 2009, Primero la gente, que subraya la necesidad de sólidos programas de inversión que estimulen la economía mundial y de reformar la arquitectura financiera mundial, comenzando por las instituciones como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, de modo que respete el espacio de las políticas nacionales y mantenga coherencia con las normas y compromisos acordados internacionalmente.

Es necesario establecer programas de inversión social sólidos a fin de estimular efectivamente la economía mundial y mitigar los impactos de la crisis financiera entre los trabajadores, las mujeres y los pobres, afirma Social Watch en su Informe 2009. Esto no sólo cumple con los principios de justicia social sino que es también una política económica atinada, afirma el informe, titulado Primero la gente.

El informe incluye docenas de detallados informes de organizaciones de base de la sociedad civil que demuestran que, si bien los países más pobres no tuvieron ninguna participación en el arranque de la crisis, sí en cambio están padeciendo sus peores efectos. La exclusión de estos países de los foros internacionales tales como el G-20 genera un obstáculo adicional a la aplicación de políticas socialmente justas.

Según la información recabada en los 61 informes nacionales incluidos en Primero la gente, los recortes de empleos, la caída de los ingresos de los fondos de pensiones privados y una disminución de las remesas están contribuyendo a empeorar el nivel de vida de las personas tanto en los países ricos como en los pobres. Sin embargo, los países en desarrollo padecen el mayor peso de los impactos de la crisis, que socava sus frágiles economías y disminuye el flujo vital de financiación para el desarrollo. En países como Tanzania y Mozambique, por ejemplo, la recesión económica de los países donantes está poniendo en riesgo programas de ayuda esenciales, que financian el 42% y 50% de los respectivos presupuestos nacionales. En Yemen, los crecientes costos de los alimentos básicos y la caída de los precios de su materia prima exportable más importante – el petróleo – han arrojada a la pobreza al 43% de la población, fenómeno que se verifica también en otros países de Oriente Medio.

En su sección temática, Primero la gente condena el hecho de que “el establecimiento de la agenda y el diseño de las reformas financieras (...) por parte de los organismos intergubernamentales” limiten la participación de la mayoría de los países. “El FMI y el Banco Mundial, por su parte, continúan siendo gobernados por principios en cuanto a toma de decisiones que confinan a los países en desarrollo a un papel marginal y limitan la transparencia.” Del mismo modo, el Informe considera que las medidas y procesos de reforma de la estructura financiera mundial deben respetar el espacio de las políticas nacionales y ser coherentes con las normas y compromisos acordados internacionalmente, incluyendo los relativos a los derechos de la mujer y a la igualdad de género.

En uno de los lanzamientos mundiales del Informe, realizado el pasado 25 de septiembre en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, un grupo de expertos, que incluyó a Richard Kozul-Wright de UN-DESA, a Roberto Bissio de Social Watch, a Sameer Dossani de Amnistía Internacional y a Elisa Peters de UN-NGLS como moderadora, discutió  su contenido. Los expertos concluyeron que la pobreza y su empeoramiento debido a la crisis financiera comporta un desafío mundial que alcanza a sectores enteros de la sociedad, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, y que requiere acciones y atención inmediata por parte de todos los gobiernos. El informe Social Watch 2009 afirma que el gasto del gobierno es una política válida para enfrentar la crisis.

Los panelistas también señalaron que el seno de la ONU es el espacio para buscar soluciones a la crisis y mitigar su impacto sobre amplios segmentos de la población mundial, ya que cuenta con la legitimidad de la que carecen otros organismos multilaterales como el G-20.  Además, los expertos comentaron cómo aspectos críticos de la crisis están impactando por igual a los más vulnerables en los países en desarrollo y desarrollados. “Esto ya no es un problema que afecte sólo a los millones de abajo y Social Watch debe ser elogiado por poner esto a la luz”, declaró Richard Kozul-Wright. Los expertos también se centraron en la importancia de resolver estos desafíos mundiales y de poner a la gente en primer plano, como también sus derechos a la salud, la educación y recursos para vivir una vida digna.

En otro lanzamiento mundial del Informe que se llevó a cabo en Pittsburgh, EEUU el 23 de septiembre en ocasión de la última cumbre del G-20, los panelistas hicieron hincapié en la necesidad de aumentar la inversión social, así como una financiación para el desarrollo exenta de condicionalidades, a fin de que los países pobres puedan implementar paquetes de estímulo para sus economías debilitadas por la crisis. Por su parte, Amitabh Behar de Social Watch India criticó la falta de mecanismos de rendición de cuentas sobre las políticas económicas en respuesta a la crisis que están siendo implementadas por el gobierno de su país. A su turno, Tanya Dawkins del Global-Local Links Project y Social Watch EEUU denunció cómo la crisis financiera está socavando aun más las débiles políticas de protección social en EEUU, dejando millones de personas en la calle, sin empleo, sin seguro de desempleo, sin seguro de salud y, en muchos casos, sin vivienda.

Para concluir, Bhumika Muchhala, de la Red del Tercer Mundo, realizó un análisis de las políticas de financiación para el desarrollo del G-20 en comparándolas con las propuestas surgidas en el marco de la ONU. En particular, destacó la necesidad de ampliar la asignación de los derechos especiales de giro del FMI para los países en vía de desarrollo, dado que son una fuente de financiación que no genera endeudamiento.  Asimismo destacó el hecho de que el G-20 no haya tomado en cuenta cómo los elevados montos de endeudamiento de los países pobres impactan negativamente sobre sus capacidades para superar los efectos de la crisis.  En cambio la ONU, en su Conferencia de junio sobre la Crisis Financiera y Económica Mundial y sus Impactos sobre el Desarrollo, aprobó la posibilidad de recurrir a “congelamientos de la deuda” para ayudar a aquellos países pobres endeudados que precisan implementar políticas económicas contra-cíclicas para estimular el crecimiento en el corto plazo. 

Además de estos actos de presentación del Informe 2009 de Social Watch en Nueva York y Pittsburgh, grupos de watchers de todo mundo ya están planeando otros actos para presentar el libro al público de sus respectivos países. Las coaliciones nacionales de Social Watch en Colombia, Estados Unidos, Ghana, Guatemala, India, Paraguay y Uruguay, entre otros países, ya han agendado sus presentaciones del Informe para los  meses entrantes. Asimismo, y por primera vez, este año el texto completo del Informe Social Watch estará disponible en francés y árabe, con lanzamientos previstos para el final de 2009. Estos lanzamientos comportan un marco clave para recordar a los gobiernos y entidades multilaterales que deben pensar primero en la gente a la hora de implementar sus políticas anti-crisis y de generar propuestas para reestructurar el sistema financiero mundial, a fin que una crisis de tan devastadora como la presente no vuelva a ocurrir. 

Para bajar del Internet la versión completa del Informe 2009 de Social Watch, ver: http://www.socialwatch.org/node/799

Por más información sobre los eventos de lanzamiento del Informe 2009, ver el calendario de eventos en este boletín electrónico.