Socialmente irresponsable

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2005
Tommaso Rondinella, Jason Nardi
Coalición Italiana de Social Watch

Diez años después de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y cinco después de la Declaración del Milenio podemos afirmar que Italia hizo poco para instrumentar los compromisos internacionales de desarrollo humano. La situación de pobreza relativa, la calidad de vida y el acceso al mercado de trabajo de la población se deterioraron al igual que las políticas de seguridad social. Hoy algunos derechos básicos ya no se garantizan y, entre los países europeos, Italia ocupa el último lugar en políticas de género, protección social e inmigración.

La privatización del país: la tendencia de los últimos cuatro años

El retorno al poder de la centroderecha en 2001 significó la adopción de una mezcla de políticas neoliberales, el desmantelamiento del sector público y la indiferencia parcial ante el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea. En parte por la crisis económica internacional pero más que nada por la ausencia de una estrategia coherente de desarrollo económico, Italia atraviesa una situación económica negativa: primero se detuvo la reducción de la deuda pública, luego la deuda comenzó a aumentar, a la vez que el déficit trepó hasta 3,6% del PNB en lugar del 2,7% previsto. La situación de la economía preocupa al Fondo Monetario Internacional y obligó a la Comisión Europea a iniciar un procedimiento de infracción, mientras comienza a hablarse de una recesión.[1] Los recursos generados por el incremento del déficit y por los ahorros debidos a las bajas tasas de interés sobre la deuda pública a menudo se dispersan sin estrategias claras. Por lo tanto, solo un monto mínimo de fondos se destina a las escuelas, las universidades, la investigación y el sistema de seguridad social, mientras la mayor parte del gasto termina en operaciones con frecuencia vinculadas a los intereses de grupos de presión cercanos al gobierno. Muchas empresas públicas fueron privatizadas y los mecanismos del mercado penetran cada vez más en las estructuras públicas. Esto incluye a la financiación de las escuelas y clínicas privadas y la expansión de las empresas privadas de seguros en sustitución de la seguridad social pública.

Menos impuestos, más deuda

El presupuesto estatal de 2005 recorta los impuestos de los grupos de ingresos medios y altos. La reducción impositiva lleva al ahorro de algunos cientos de euros pero obliga a los ciudadanos a gastar mucho más en la atención médica, los servicios públicos locales y la seguridad social. Las administraciones locales y regionales no solo deben aumentar los impuestos para compensar los recortes del gobierno nacional sino que con frecuencia también deben eliminar algunos servicios públicos. El conjunto de estas medidas de emergencia intenta persuadir a la Unión Europea y la Comisión Europea de que se está haciendo el esfuerzo para poner en orden las cuentas públicas. Sin embargo, este tipo de contabilidad y la venta del patrimonio público no afectan al gasto público de manera estructural. Se intentó volver a los parámetros de Maastricht[2] mediante medidas fiscales puntuales como la generación y financiación de deducciones fiscales, privatizaciones y securitizaciones. Esa estrategia funcionó durante algunos años desde la perspectiva contable, pero en 2005 ya no basta para volver a llenar las arcas del Estado. Ahora Italia está endeudada y obligada a pagar una renta sobre sus propios activos (a través de programas de arrendamiento-venta con bancos privados e instituciones financieras), sin que exista una política económica para el crecimiento general y el bienestar de sus ciudadanos.

Seguridad social y pobreza

Si tomamos en cuenta las actividades y los recursos que dedica el Estado a la seguridad social el país está muy por debajo de la norma europea (ver Tabla 1). Las familias en situación de pobreza relativa ascendían en 2003 a 2.360.000 (11,8% de la población) y se concentraban principalmente en el sur del país, donde reside 65,9% de las familias pobres. Aunque el porcentaje de pobreza disminuyó desde 2001 (luego de haber aumentado a fines de la década de 1990), la intensidad de la pobreza se agravó: los pobres son cada vez más pobres y las diferencias en la distribución del ingreso son mayores.[3]

En este contexto, los últimos presupuestos estatales recortaron significativamente los fondos para la protección social (-25%)[4] con el fin de privatizar los servicios sociales y crear un sistema de seguridad social en dos planos: uno para los pobres y otro para quienes pueden costear los servicios privados mediante el seguro o por sus propios medios. En el último presupuesto estatal se destinan EUR 10 millones (USD 12,6 millones) a las guarderías privadas, pero no existe un plan nacional para las guarderías públicas, un servicio que liberaría a las mujeres de algunas de sus responsabilidades familiares y, por lo tanto, mejoraría la eficacia del mercado. Asimismo, en los últimos dos años se recortaron los fondos de un programa que garantiza el derecho a estudiar mientras que las escuelas privadas siguen recibiendo dinero. Las partidas para las universidades y los centros públicos de investigación son casi inexistentes en el presupuesto estatal.

Tabla 1. Gasto público en Europa, 2003 (euros per cápita)

 

Educación

Salud

Seguridad social

Medio ambiente

Defensa

Unión Europea
(promedio)

1.129

1.625

1.558

144

429

Francia

1.365

1.918

1.754

208

608

Alemania

1.062

2.000

2.049

126

370

Gran Bretaña

1.048

1.595

1.619

127

595

Italia

  887

1.230

  545

149

424

Fuente: Estadísticas Europeas (Eurostat), 2004.

Gasto militar, inmigración y televisión

El presupuesto estatal de 2005 destina EUR 1.200 millones (USD 1.510 millones) a financiar las misiones militares, de los cuales la mitad es absorbida por la guerra de Iraq. En total, el gasto militar asciende a más de EUR 20.790 millones (USD 26.166 millones), el equivalente a un 5% de aumento frente a 2004 en términos monetarios. La sociedad civil solicita un recorte de 10% de todos los gastos militares, que correspondería al incremento en el gasto de los últimos cuatro años. Eso liberaría fondos para la cooperación internacional, la inmigración y la seguridad social, así como una partida de EUR 50 millones (USD 63 millones) para la reconversión de la industria militar a la producción civil.[5]

En lo que concierne a la inmigración, de los EUR 332 millones (USD 418 millones) destinados en 2002/2003, EUR 230 millones (USD 289,5 millones) se dedicaron a frenar la inmigración y menos de un tercio se utilizó para recibirla.[6] Se gastaron fondos para la construcción de los Centros de Permanencia Transitoria que, en los hechos, son cárceles congestionadas donde los inmigrantes indocumentados pasan semanas esperando su expulsión y donde con frecuencia son víctimas de violencia e intimidación. La expulsión colectiva de quienes solicitan asilo y de los inmigrantes indocumentados es el procedimiento habitual. Cientos de personas son devueltas a sus países de origen sin que se analicen sus pedidos de asilo, en violación de las convenciones internacionales sobre refugiados. El Parlamento Europeo criticó a Italia por la falta de transparencia en sus negociaciones secretas con el gobierno libio que permitieron la expulsión de ciudadanos libios de Italia y su reingreso a Libia, un país que no ofrece garantías para los derechos humanos y que aún no ha firmado la Convención de Ginebra relativa al Estatuto de los Refugiados.[7]

Al mismo tiempo, tampoco hay indicios de los EUR 100 millones (USD 126 millones) para financiar el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis, un compromiso que Italia asumiera y exhortara en el G8[8] luego de la Declaración del Milenio. En cambio se gastó un total de EUR 110 millones (USD 138,5 millones) en la compra de decodificadores para la televisión digital terrestre, cuya adopción fue impuesta por ley, en lo que constituyó un auténtico regalo para las empresas privadas que venden esta tecnología, entre ellas Mediaset, propiedad del primer ministro Berlusconi.[9]

Beijing+10 y la situación de la mujer

Italia ocupa el lugar número 21 en el Índice de Desarrollo de Relativo al Género (IDG) y el número 32 en el Índice de Potenciación de Género (IPG) que utiliza la ONU para medir la situación de la mujer.[10] Desde la Conferencia de Beijing, Italia descendió siete lugares en la clasificación del IDG y 22 en la del IPG. La situación de la mujer en Italia en 2005 es peor que la de 1995 en función de la proporción de bancas ocupadas en el Parlamento (13%), de mujeres administradoras (37,6%) y de profesionales (46,3%). En los demás gobiernos de la UE hay un promedio de 23% de mujeres ministras, mientras en Italia solamente había 7,6% ministras en el último gobierno de Berlusconi. En el único aspecto que la situación parece haber mejorado es en el ingreso de la mujer en proporción con el de los hombres, pero la relación entre lo que ganan mujeres y hombres todavía ubica al país en la posición 101 en todo el mundo.

Familia y trabajo

Al analizar la posición de las mujeres en el mercado de trabajo hallamos que “las mujeres se encuentran definitivamente en una posición de desventaja: representan 51,4% de la población, 38% de la fuerza de trabajo con ocupación y 53% de las personas que buscan empleo”.[11] En cuanto al desempleo, las diferencias entre los sexos y las regiones geográficas son evidentes. Si tomamos en cuenta a la fuerza laboral (entre los 15 y 64 años) el desempleo femenino duplica al masculino en todas las regiones del país. Naturalmente, muchos de los problemas de acceso al mercado de trabajo se deben a la necesidad de equilibrar la familia y el trabajo. Sin embargo, “el aumento de la participación femenina no se equipara con una distribución más justa de las actividades familiares: las actividades no remuneradas del cuidado de los hijos y de reproducción social recaen casi por entero en las mujeres que, en promedio, trabajan en total 28% más horas, remuneradas y sin remunerar, que los hombres. Aproximadamente 35,2% de los hombres no dedican hora alguna a las actividades del cuidado de la familia.”[12]

La participación laboral de la mujer se caracteriza por un mayor número de contratos a corto plazo, un indicio de la precariedad del trabajo, y por una mayor proporción de empleos de tiempo parcial (61% de los contratos por una sola vez pertenecen a mujeres, según Istat 2005). Si incorporamos estas cifras al panorama más amplio de la pobreza es evidente que los más desfavorecidos entre los pobres son las familias cuyo principal generador de ingresos es una mujer.

La crisis de la cooperación internacional

El gobierno confirmó en varias ocasiones el compromiso de cumplir con el objetivo que fijara la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) para dedicar 0,7% del PNB a la cooperación internacional. En el Documento de Programación Económica y Presupuesto Financiero para 2003-2006 el gobierno predijo que a fines del período se alcanzaría 0,33% del PNB (0,27% en 2005). Aunque posteriores revisiones redujeron la meta original, actualmente Italia está lejos de cumplir incluso las metas más modestas: en 2004 la proporción entre la Ayuda Pública para el Desarrollo y el PNB representaba 0,15%, pero al restarse la cancelación de la deuda la cifra real baja a 0,11%.[13]

Existe un progresivo desmantelamiento de la cooperación bilateral con constantes recortes de fondos. No existe una estrategia política para la cooperación internacional ni monitoreo y análisis de impactos. Según la OCDE Italia posee “solo una idea anecdótica de qué está funcionando y por qué.”[14]

El gobierno y los ODM

El informe gubernamental sobre el aporte italiano a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) exhibió muy poco compromiso y escasa claridad. Esto lo demuestra el volumen de los recursos destinados a la lucha contra la pobreza en el mundo, así como el extenso uso de la ayuda condicionada (la ayuda que debe utilizarse para comprar productos y servicios del país donante). El informe señala que Italia se concentra en los ODM 4, 5 y 6 (reducción de la mortalidad infantil, mejora de la salud materna y combate del VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades, respectivamente), que representan las prioridades de cooperación con los países africanos y las áreas donde se concentran nuestros fondos, tanto en los canales bilaterales como los multilaterales. El Comité de Asistencia al Desarrollo de la OCDE, en su Peer Review (Evaluación de Pares) 2004[15] señala que 92% de la ayuda bilateral italiana es condicionada. La coherencia entre las políticas de cooperación para el desarrollo, la ayuda de emergencia y la reducción de la deuda extranjera es un tanto débil. Eso quedó en evidencia luego del tsunami de 2004 en el Océano Índico cuando las concesiones de ayuda no fueron complementadas con la cancelación de deuda, como lo estipula la ley italiana 209/2000.

Propuestas de la sociedad civil

La sociedad civil organizada de Italia elaboró y presentó propuestas alternativas a la ley presupuestal estatal para el ingreso y el gasto públicos a través de la campaña “Desequilibrando el presupuesto” promovida por muchas ONG y redes. En 2004 la Mesa de la Paz, un grupo de cientos de autoridades y asociaciones locales, promovió la creación del capítulo italiano de la campaña por los ODM “Sin excusas 2015”. A comienzos de 2005 también creó la coalición italiana del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés). El GCAP presentó una plataforma política en el Parlamento y está trabajando con varias iniciativas de movilización, entre ellas el Día de la Banda Blanca y un informe sobre los compromisos del gobierno italiano con los ODM.

El GCAP italiano[16] presentó al gobierno los siguientes reclamos: “mantener los compromisos de terminar con la pobreza extrema y cumplir al menos con los Objetivos de Desarrollo del Milenio con políticas y medidas sostenibles, transparentes y participativas que garanticen la participación efectiva y real de la sociedad civil italiana (...) y asegurar que se logre la asociación para el desarrollo con el sector privado en respeto de los derechos humanos y los principios del desarrollo sostenible; retirar a las Fuerzas Armadas de todas las misiones militares realizadas en violación del artículo 11 de la Constitución italiana (repudio de la guerra como medio para resolver las disputas internacionales) y la Carta de la ONU; reducir el gasto militar, promover el desarme y la reconversión de la industria militar y controlar el tráfico de armas mediante el uso de los recursos económicos así liberados para la lucha contra la miseria y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio”. Finalmente, urge el incremento del gasto para la cooperación con el desarrollo, ya que Italia es el donante que proporcionalmente gasta menos en el mundo para la solidaridad internacional.

Notas:

[1] Consejo de Asuntos Económicos y Financieros (Eurogrupo) de la Comisión Europea. El 11 y 12 de abril de 2005 una Reunión del Eurogrupo estudió la situación presupuestaria dentro de la eurozona, especialmente la de Alemania, Francia, Grecia, Italia y Portugal y concluyó que las tendencias presupuestarias de esos países son una fuente de inquietud y deben vigilarse estrechamente. En cuanto a Italia, el Eurogrupo reconoció la intención de la Comisión Europea de preparar un informe para junio basado en el Artículo 104 (3) del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Como se prevé que Italia no podrá cumplir con el límite de 3% del déficit en 2005, este informe constituiría un precursor para el procedimiento de déficit excesivo,  www.eu2005.lu/en/actualites/communiques/2005/04/12ecofin/
[2] Parámetros propuestos por el Tratado de Maastricht por el cual se estableció la Unión Europea el 7 de febrero de 1992.
[3] El Instituto Nacional de Estadísticas cambió en 2004 la metodología para calcular la pobreza relativa. “El límite convencional de la pobreza relativa para una familia de dos integrantes en Italia representado por el gasto mensual promedio es de EUR 869,50 (USD 1.094) (2003), o sea, 5,6% más que el límite del año anterior”.
[4] Informe Sbilanciamoci 2005, Controfinanziaria 2005, www.sbilanciamoci.org/docs/rapporto_2005.pdf
[5] Ibid.
[6] Tribunal de Cuentas. “Programa de Control 2003”, www.alef-fvg.it/immigrazione/txt/ricerche/relazione2004.pdf
[7] Médicos sin Fronteras, “Informe sobre los centros de detención para extranjeros”, www.msf.it; Amnistía Internacional, www.amnesty.it; Dossier Caritas 2005, www.caritas.it
[8] G7 (Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Italia, Alemania) y Rusia.
[9] Sbilanciamoci, op cit.
[10] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. EL IDG mide el logro en las mismas dimensiones y con las mismas variables que el IDH, pero toma en cuenta la desigualdad de logro entre mujeres y hombres. EL IPG mide la desigualdad de género en esferas clave de la participación económica y política y de la adopción de decisiones.
[11] Battistoni, Lea. Los números de las mujeres: participación femenina en el mercado de trabajo: características, dinámica y escenarios. Quaderni spin, 2004.
[12] Ibid.
[13] Comité de Asistencia al Desarrollo. “Italy. DAC Peer Review: Main Findings and Recommendations”. 5 de octubre de 2004, www.oecd.org/document/49/0,2340,en_2649_33721_33741553_1_1_1_1,00.html
[14] Ibid.
[15] Ibid.
[16] Coalizione Italiana contro la Povertà, www.nientescuse.it