Combatiendo la pobreza sin enfoque de género

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2005
Nani Zulminarni
Programa de Empoderamiento de los Hogares Dirigidos por Mujeres (PEKKA)

Los programas de reducción de la pobreza deben tener en cuenta las grandes diferencias regionales e integrar metodologías, estrategias y enfoques de género, así como el aporte y la participación de organizaciones civiles de mujeres. Además, es esencial que el gobierno diseñe medidas concretas para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y establezca mecanismos para reducir la corrupción y la burocracia.

Un panorama sombrío[1]

La población de Indonesia en 2004 se calculaba en torno a los 210 millones de habitantes, la mitad de los cuales son mujeres. Aproximadamente 55,60% vive en el medio rural y 65,60% pertenece a la categoría de edad económicamente activa (15-64 años). Las estadísticas oficiales revelan que el ingreso promedio por habitante y por año es de USD 621 y que 18,40% de los indonesios vive por debajo de la línea de pobreza con menos de un dólar por día. Sin embargo, el bienestar de la población también puede medirse a través del gasto mensual en necesidades básicas. De acuerdo con esta medición, las estadísticas muestran que el gasto mensual promedio de más de 49% de la población es inferior a IDR 200.000 (USD 21), lo cual es menos de un dólar diario. Eso indicaría un número más elevado de personas que viven por debajo de la línea de pobreza que el declarado por las estadísticas oficiales. Las cifras de 1993 muestran niveles de pobreza mucho menores, con solo 4,3% de los hogares, o 10% de la población, viviendo por debajo de la línea de pobreza. El informe 2002 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo respaldaría esas cifras, ya que en el Índice de Desarrollo Humano Indonesia figura en el lugar número 102 entre 162 países, mientras en 2001 ocupaba el número 109 entre 174 países.

La pobreza repercute de manera distinta en las mujeres que en los hombres debido a las diferencias en los roles de género y a la discriminación de género. Algunos indicadores muestran que las mujeres se encuentran en una situación más desfavorable. La tasa de mortalidad materna sigue siendo elevada, con 373 muertes cada 100.000 nacidos vivos, y la tasa de mortalidad infantil es de 40 muertes cada 1.000 nacidos vivos. El número de mujeres analfabetas o subeducadas duplica al número de hombres. Las estadísticas de 2002 calculan que 12,79% de las mujeres y 5,85% de los hombres son analfabetos. No obstante, no puede ignorarse el aporte femenino a la economía. Aproximadamente 33,5% de las mujeres realizan trabajo sin remunerar para asegurar la supervivencia de su familia y tres veces más mujeres que hombres trabajan en el exterior, en países como Arabia Saudita, Malasia, Singapur, Brunei, República de Corea y Hong Kong. Estas trabajadoras inmigrantes prácticamente no reciben protección del país que las recibe ni del gobierno indonesio durante su estadía en el exterior, y todos los años se denuncian casos de violencia contra las trabajadoras inmigrantes.

Las estadísticas de 1993 muestran que 10% de los hogares estaban dirigidos por mujeres. En 2003 la cifra había aumentado a 13,19%, pero la cantidad real podría superar la de los cálculos oficiales. Los conflictos existentes en algunas regiones del país y la extrema pobreza en otras (Indonesia oriental) llevaron a los hombres a emigrar en busca de una vida mejor. Al hacerlo, suelen dejar a las mujeres atrás. Los hogares de jefatura femenina son en general relativamente más pobres que los hogares dirigidos por hombres. A partir de 1999 las estadísticas muestran que la cantidad de hogares encabezados por mujeres y que viven por debajo de la línea de pobreza va en aumento, mientras el porcentaje de estos hogares dirigidos por hombres está en descenso.

Los hogares pobres con jefatura femenina tienen un ingreso promedio diario en torno a IDR 7.000 (USD 0,73) o menos de un dólar diario. Estos hogares poseen un promedio de tres dependientes, y muchos están ubicados en zonas rurales y remotas. El nivel educativo en estos hogares es muy bajo; más de la mitad de sus integrantes solo tienen enseñanza primaria. Estas familias trabajan principalmente en el sector informal como pequeños comerciantes, jornaleros en pequeños campos de arroz o pequeños agricultores.[2]

La larga travesía de los esfuerzos para reducir la pobreza

En los últimos 10 años el gobierno y las ONG han llevado a cabo muchos programas, estrategias y actividades tendientes a reducir la pobreza. Algunos ejemplos emprendidos por el gobierno fueron el Proyecto de Instrucción para Aldeas Subdesarrolladas, un programa de emergencia para personas pobres, similar a la red de seguridad social, que se desarrolló antes de la crisis económica de 1997 y el Programa de Recuperación Comunitaria. El ingreso de los hogares pobres aumentó y las necesidades básicas fueron satisfechas durante el período del proyecto, pero no se percibió un impacto de mayor alcance sobre la eliminación de la pobreza.

Asimismo las ONG desarrollaron diversos programas de empoderamiento comunitario para organizar a la gente y formar redes de personas pobres, como el Consorcio de Pobres Urbanos, la Red de Mujeres de Pequeñas Empresas, la Asociación de Agricultores Indonesios, la Asociación de Jornaleros Indonesios y la Organización de Jefas de Familia. Aunque esas iniciativas mejoraron el conocimiento general y permitieron que la gente defendiera sus derechos, no lograron generar un gran cambio ni reducir la pobreza.

El último esfuerzo del gobierno intenta desarrollar el Documento Estratégico de Reducción de la Pobreza (PRSP, por sus siglas en inglés) como pauta para eliminar la pobreza y cumplir los requisitos de las instituciones donantes. Sin embargo, el concepto del PRSP sigue siendo sumamente cerrado al género y la participación de grupos de mujeres en la revisión del documento con el fin de incluir en él la perspectiva de género recibió una fuerte resistencia del equipo de trabajo integrado principalmente por hombres. Además, el gobierno también asumió el compromiso de instrumentar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) para complementar sus compromisos internacionales. Los ODM se concentran en el problema de la pobreza y aspectos derivados. Sin embargo, las medidas estratégicas para convertir los ODM en políticas concretas aún no se dilucidaron y el público sigue sin saber siquiera de la existencia de estos objetivos.

En el marco de un mundo injusto

Existen muchos factores entrelazados que explican la situación de Indonesia.

Políticas socioeconómicas centralizadas e insensibles al género

Las estadísticas nacionales no siempre reflejan la situación regional o local de la población. Indonesia es un archipiélago con profundas diferencias de una región a la otra y la política de desarrollo, sumamente centralizada e injusta, se concentra únicamente en zonas próximas a la capital. Algunas áreas tienen menos desarrollo que otras, especialmente en el territorio oriental del país. La proporción de personas que viven por debajo de la línea de pobreza es muy superior en estas áreas en comparación con la cifra nacional. Por lo tanto, es imposible utilizar estadísticas nacionales para retratar la situación real de todas las zonas y tampoco se pueden utilizar para desarrollar una estrategia nacional de reducción de la pobreza.

Las autoridades no comprenden ni toman en cuenta la discriminación de género, lo que queda ilustrado por la mínima atención prestada a los problemas de recursos sociales y humanos que padece el desarrollo, como sucede con la salud y la educación, dos áreas problemáticas para la mujer. La partida presupuestaria para ambos sectores es inferior a 5% del PBI.

Asimismo, la política macroeconómica, dedicada a elevar el crecimiento económico mediante la industrialización, los salarios bajos, la explotación de los recursos naturales y la estabilidad política, ignora las consecuencias negativas del desarrollo económico. La emigración masculina a las ciudades deja a las mujeres con el doble de trabajo, ya que sufren la explotación de tener que trabajar por una remuneración reducida y a la vez deben lidiar con la jefatura del hogar.

El rol reproductor de la mujer se considera un obstáculo para su actividad en el sector productivo. Las mujeres también deben afanarse para demostrar que su capacitación equivale a la de los hombres en la economía y la política. Esto se refleja en la baja presencia de las mujeres en los empleos con alto valor económico y en los procesos de toma de decisiones en distintos niveles. Además, las mujeres reciben una menor remuneración que los hombres por hacer el mismo trabajo.

Burocracia y corrupción en el gobierno

El problema primordial de muchos de los planes de desarrollo implementados, como los planes de reducción de la pobreza, es la dispersión de los fondos antes de que lleguen a la población pobre. La ineficacia del sistema burocrático y la corrupción en todos los niveles es parte del sistema. En consecuencia, los pobres no se benefician con muchos de los planes de desarrollo y la brecha entre ricos y pobres sigue creciendo.

El predominio de la ideología patriarcal

La ideología patriarcal predominante provoca la baja autonomía y el escaso poder social de las mujeres en sus vidas cotidianas. La autonomía de la mujer se refiere a la autoridad que las mujeres tienen sobre sí mismas en comparación con los hombres, mientras el poder social es la autoridad que las mujeres poseen o no sobre los demás miembros del hogar y en la sociedad. Varios indicadores muestran que las mujeres pobres carecen de autonomía y poder social. Cuando el trabajo se distribuye por géneros y el principal rol de la mujer se encuentra en el hogar, tiene doble de trabajo si debe trabajar fuera de su casa para superar la pobreza de la familia. Asimismo, el bajo nivel educativo de la mujer conduce a la baja participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones en sus hogares y en la sociedad.

Conflictos vigentes

El conflicto que golpeó a Indonesia en 1998 condujo al país a una situación de pobreza crónica, por la cual muchos habitantes perdieron sus medios de vida o debieron interrumpir sus estudios. Otros terminaron en campamentos para refugiados y la muerte de muchos hombres significó que las mujeres debieron asumir la jefatura del hogar bajo difíciles condiciones. Las actividades económicas cesaron y se perdió la sensación de seguridad, perjudicando principalmente a mujeres y niños.

Desastres naturales

Indonesia se encuentra en un continente muy frágil con un alto potencial de enormes desastres naturales como maremotos, terremotos, erupciones volcánicas y tifones. La falta de sistemas de advertencia ha provocado muertes y pérdida de propiedades. Por ejemplo, el terremoto y el maremoto que afectaron a la parte septentrional de Sumatra a fines de 2004 mataron a cientos de miles de personas e hicieron que cientos de miles más resultaran internamente desplazados. El tsunami provocó la devastación absoluta de algunas zonas y la reconstrucción exigirá cuantiosos apoyos financieros. Además, la extensa sequía debida al cambio climático ha provocado la pérdida de cultivos, especialmente en la zona oriental del país, lo que ha llevado a situaciones de hambruna.

La dependencia de los países donantes y las instituciones financieras internacionales

Con una deuda de USD 144.000 millones, Indonesia es uno de los países más endeudados del mundo. El pago de los intereses de la deuda absorbe casi la mitad del presupuesto nacional. El país depende en gran medida de los países donantes y no goza de independencia a la hora de desarrollar sus políticas sociales.

Bajo presión de los donantes, el gobierno adoptó programas de ajuste estructural para integrar su política al sistema de mercado y la economía globalizada. Esto sucedió a costa de los derechos sociales de la población que, entre otras pérdidas, sacrificó el acceso a los servicios de salud. La dependencia de los préstamos extranjeros creó dificultades para recuperarse tras la crisis económica que afectó a la región asiática en 1997. El crecimiento económico alcanzó su punto más bajo en 1998 y el cambio de la rupia frente al dólar de Estados Unidos descendió por debajo de 25%.

El impacto de la globalización

Como miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Indonesia está atrapada en la economía globalizada, lo cual es muy perjudicial para el país. La desigualdad de su posición y situación frente a los países desarrollados deja a la economía nacional bajo el control de actores económicos internacionales, como las empresas multinacionales. Esto queda de manifiesto por el rápido crecimiento de los hipermercados, el fuerte ingreso de productos importados y la creación de zonas francas comerciales e industriales en varias regiones. La presencia de actores económicos internacionales en el mercado nacional provocó la muerte de los sectores de las pequeñas y microempresas, que daban trabajo a muchas mujeres y personas pobres. Además, la apertura al mercado mundial generó la privatización de servicios sociales como la educación y la salud, aunque esos servicios sean responsabilidad del gobierno. Eso amplió aún más la brecha social entre ricos y pobres. La globalización también incrementó la explotación de las mujeres a través de la prostitución. Las mujeres pobres y jóvenes son engañadas mediante la promesa de un futuro mejor y captadas por el tráfico sexual para trabajar como “acompañantes” de obreros en las regiones industriales y fuera del país.

Para avanzar

En las circunstancias actuales no hay una sola manera de eliminar la pobreza y la injusticia. Deben adoptarse y aplicarse numerosas estrategias en distintos niveles con la participación de muchas organizaciones y países.

Notas:

[1] El presente informe adopta las últimas estadísticas de la Encuesta Nacional Socioeconómica realizada en 2002 y los datos del informe 2000.
[2] Datos obtenidos por PEKKA en 200 aldeas en 2003.

Nani Zulminarni es Coordinadora Nacional de PEKKA.