Gracias a las remesas familiares

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2002
Rosarlin Hernández; Rosa María Menjivar; Jeannette Alvarado; Mario Antonio Paniagua.
Iniciativa Control Ciudadano El Salvador: Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida (LAS DIGNAS); Asociación Maquilishuatl (FUMA); Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social (CIDEP).

El panorama nacional estuvo marcado por el bajo precio del café en el mercado internacional, la dolarización, la sequía, el alto costo de la energía eléctrica y el petróleo, el despido de miles de empleados del sector estatal, corrupción, impunidad, el aumento de la pobreza y el impacto de dos terremotos, en un contexto internacional afectado por la desaceleración de la economía mundial. En gran medida, la población sobrevivió gracias a las remesas familiares.

Un año duro

El 2001 fue un año difícil. La pobreza aumentó de 45,1% en 1999 a 51,2%,[1] como resultado de las políticas económicas y del deterioro socioambiental por los dos terremotos que impactaron al país a principios del año.

Las exportaciones registraron una caída de 2,2%, principalmente por los bajos precios del café a nivel internacional,[2] mientras las importaciones crecieron 4,3%. Este comportamiento de la balanza comercial deja un aumento de 14,5% en el déficit del comercio exterior (USD 1.818,3 millones), muy alejado de las expectativas de inicios de año, donde se proyectaba un aumento de 5% en las exportaciones.

El sector industrial sólo creció 3,5% – el ritmo más bajo de los últimos años – en el sector de empresas vinculadas a la construcción, plásticos, medicinas y otros productos que tuvieron demanda post terremotos. Las maquilas crecieron un 3,7%, distante del 12%-13% estimado. El sector agropecuario enfrentó pérdidas por USD 508,32 millones. Las asociaciones de micro y pequeños empresarios expresaron bajas en sus ventas entre 20% y 50% en la mayoría de sus miembros.

El Ministerio de Hacienda reportó una recaudación fiscal de USD 1.501,3 millones, que significan USD 77,9 millones más que el 2000, representando un aumento del 5,5%, pero USD 61 millones menos de la meta estimada en el presupuesto de 2001. El Impuesto al Valor Agregado (IVA) sigue siendo la mayor fuente de ingreso: subió 8,7% respecto al año anterior, sumando USD 848,8 millones. Para 2002 se anuncian planes dirigidos a los evasores del impuesto a la renta, ya que en 2001 sólo alcanzó una recaudación de USD 452,8 millones, lo que representa un aumento de apenas 1,1%.

La deuda interna y externa total del gobierno al cierre del año es de USD 4.588 millones, lo que representa 32,6 % del PBI. El déficit fiscal alcanza 3,7% del PBI y para 2002 se espera reducirlo a 3,5%. Según la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) los porcentajes considerados sostenibles son de 1,8 % para 2001 y de 2,4% para 2002.

El Ministerio de Economía informó una tasa de desempleo de 7% en 1999; para 2001 confirma un aumento de 0,5%, como resultado de los terremotos que provocaron la pérdida de 50 mil empleos y otros 10 mil por la crisis de la caficultura. El gobierno espera que los Tratados de Libre Comercio (TLC) y la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) mejoren la economía en 2002 y generen 400 mil nuevos empleos, en los próximos tres años. Sin embargo, esta expectativa tiene pocas posibilidades reales, ante la incertidumbre del mercado mundial que afectó la demanda de productos de las maquilas nacionales y originó despidos masivos a inicios de 2002. La fuerza laboral femenina será impactada, ya que representa el 90% del sector.

El Banco Central de Reserva (BCR) y otras fuentes oficiales, han manifestado que la economía logrará un crecimiento de apenas 2%, igual que en 2000 y que la meta para 2002 es de 3%. El gobierno considera satisfactorio este resultado teniendo en cuenta los dos terremotos y la desaceleración económica mundial. El modesto crecimiento se sustenta por el aumento de la inversión pública para la reconstrucción, la disminución de las tasas de interés por la Ley de Integración Monetaria y el incremento de las remesas familiares. Analistas económicos independientes manifiestan que la recuperación en 2002 es incierta y que los TLC no son la solución para la reactivación económica por la competencia con países más desarrollados. Coinciden en que la mejor medida es la inversión pública y advierten que su éxito depende de la eficiencia y eficacia con que se utilicen los recursos.

El leve crecimiento económico de los últimos años no se traduce en bienestar para la gente, por la continuidad de la concentración de la riqueza.

Exportando recursos humanos e importando remesas

El Salvador exporta recursos humanos e importa remesas familiares. Estas continuaron su crecimiento: el BCR proyecta un ingreso de USD 1.900 millones para 2001 (8,5% de incremento respecto a 2001). Las remesas cubren 86% de la brecha comercial, y equivalen a 64% de las exportaciones y a 37% de las importaciones totales del país. Se espera que totalicen 13,4% del PBI. Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) expresan que las remesas equivalen a nueve veces la ayuda extranjera y siete veces la inversión extranjera directa. Indudablemente, las remesas ayudan a aliviar la pobreza y a impulsar la economía, pero no es conveniente que un país dependa de este tipo de recurso. El reto es incentivar el empleo de las remesas en proyectos de inversión de mediano a largo plazo y no orientados sólo al consumo, pero esta idea ha fracasado en los últimos 10 años.[3]

Ya circulan en la economía USD 272 millones, equivalentes a 51% del efectivo circulante de USD 532 millones. El gobierno está complacido con la evolución de la dolarización pero la población señala la medida como el mayor error del gobierno.[4] La Corte Suprema de Justicia rechazó varias iniciativas para declarar inconstitucional esta ley, pero aún así, muchas personas creen que es inconstitucional por la firme tendencia a la eliminación del Colón como moneda nacional.

Continuaron los millonarios casos de corrupción de funcionarios públicos y la falta de transparencia en algunas decisiones judiciales.

Salud y educación

Si bien se han erradicado enfermedades como la poliomielitis y el sarampión, la desnutrición infantil se mantiene en 12% y el 80% de niños y niñas sufren maltrato.[5] Aún persisten las amenazas de epidemias como el cólera y la conjuntivitis, falta de medicinas, poca atención a la salud mental y el estrés postraumático. La atención a las mujeres en edad fértil es deficiente. La mortalidad materna es relativamente alta (120 por cada 100 mil nacidos vivos). Aunque los titulares del ramo lo niegan enfáticamente, se mantiene la preocupación por la privatización de los servicios.

El analfabetismo bajó a 15% a nivel nacional (más de 100 mil personas alfabetizadas por año), pero aún persiste un 30% de analfabetismo en las mujeres del área rural, confirmándose condiciones de desigualdad social y de género. La cobertura del nivel parvulario (4-6 años) pasó de 34% en 2000 a 42% en 2001, con igualdad de porcentajes entre niños y niñas. Se ejecutan proyectos gubernamentales importantes con participación de organizaciones de la sociedad civil. El reto es recuperar la infraestructura dañada por los terremotos y restablecer la matrícula escolar que este año bajó en 60 mil estudiantes (4%) y mejorar la calidad educativa.

Prioridad para la reconstrucción

El tema central que la administración del actual Presidente Francisco Flores ha elegido en su tercer año es la inversión pública, enfocada hacia las áreas sociales, disminución de la pobreza y la reconstrucción. El Presupuesto General de la Nación para 2002, denominado de “desarrollo humano integral”, se ha propuesto como prioridades para la inversión y el endeudamiento la educación, salud, agua potable y alcantarillado básico, rehabilitación de la infraestructura vial, apoyo a la producción agropecuaria, desarrollo rural y la capacidad exportadora del país. Otras prioridades son el combate a la delincuencia y la sanidad fiscal. 

El presupuesto 2002, aprobado el 19 de diciembre de 2001, es de USD 2.504,1 millones, lo cual implica un incremento de 13% respecto al presupuesto del 2001 que fue de USD 2.216,2 millones. La presentación del presupuesto contiene un recorte de 17% en gastos corrientes. Las fuentes de financiamiento para estos gastos serán los impuestos, fuentes de crédito, ahorro corriente y el reordenamiento de inversiones.

Una de las críticas al presupuesto es el creciente nivel de endeudamiento y la emisión de las letras tesoro (LETES) con las que el gobierno ha venido financiando su déficit. Al parecer, la economía nacional ha perdido la capacidad de hacer inversión con recursos propios, ya que desde el año anterior el país no cuenta con ahorro corriente. Por ello, la alternativa ha sido recurrir al financiamiento externo de las iniciativas de desarrollo social, aumentando así el déficit fiscal.

La actual estructura del presupuesto y los recursos limitados con que cuenta el gobierno no lo convierten en una herramienta efectiva para la reducción de la pobreza, para la reactivación económica, ni para la reconstrucción del país, como el gobierno sostiene. La distribución de USD 741 millones destinados a inversión pública en 2002 sólo prioriza a los departamentos más afectados por los terremotos, no así a los que han sido tradicionalmente pobres.

Hasta ahora, las dos cartas de presentación que ha tenido el presupuesto son los incrementos asignados al área de la salud y de la educación. Los montos indican que para 2002 la inversión en salud representa 14,8% y la educación 29,8% del total del presupuesto. Es más, estos dos ministerios más el de seguridad pública fueron los únicos excluidos de cumplir con la meta de reducir el gasto corriente en 15%. Según el gobierno esta estrategia responde al compromiso de combatir la pobreza y crear oportunidades de desarrollo.

Para los analistas el problema es que hay un desequilibrio en lo destinado a reconstrucción e inversión en el área social. Aunque el presupuesto de salud crece 14,8% respecto al año anterior, el incremento está destinado a infraestructura y no a la restauración de la salud. Además, 68,8% del total de presupuesto asignado a salud está dedicado a las remuneraciones. En este sentido, uno de los vacíos es que no se reflejan gastos hacia la atención básica de salud, por lo que no está claro de qué forma se va a satisfacer la demanda de una población creciente con un número igual de personas técnicas en salud y con un monto similar para medicinas.

En el caso de la educación, también se percibe que los recursos asignados para brindar calidad en la atención son limitados. La atención se encuentra centrada en recuperar la cobertura que tenía la institución antes de los terremotos.

Tras la aprobación del presupuesto, la reconversión de la deuda flotante y el paquete de préstamos, el Ministerio de Hacienda tiene que colocar USD 1.520,4 millones en bonos en los mercados internacionales; USD 740,9 millones para financiar el presupuesto y USD 779,5 millones para la reconversión de la deuda. El gobierno está optimista por las experiencias de las emisiones de bonos de los dos años anteriores que expresan que el país es un buen sujeto de crédito.

Las gremiales empresariales se han mostrado satisfechas por la aprobación del presupuesto, ya que garantiza que desde enero se comiencen a licitar las inversiones estatales y, ante el contexto de crisis internacional, esto generará crecimiento. El traslado de la deuda de corto a largo plazo es un esquema de financiamiento correcto que contribuirá a distribuir la carga fiscal y pondrá menos presión al flujo de caja del gobierno. Se señala que en 2002 se generará el nivel de inversión pública más alto de la historia del país y con proyecciones significativas para el desarrollo humano, infraestructura, educación y salud.

Injustificado optimismo del gobierno

Todos los informes gubernamentales de fin de año se refieren como un éxito al crecimiento económico de 2%, al aumento de las remesas y a la dolarización. Son visiblemente optimistas para el próximo año donde se espera crecer un 3% y generar miles de empleos por los TLC y la ICC. Pero este planteamiento no es compartido por la mayoría de los analistas económicos, ni la población, quienes ven un riesgo en la tendencia del endeudamiento, la corrupción, la pérdida de las reservas internacionales, la recesión del entorno internacional, la baja capacidad de competitividad de las empresas nacionales, el aumento del desempleo y la pobreza. El gobierno no puede tapar el sol con un dedo, es necesario y urgente que atienda los llamados para observar la realidad económica con más objetividad. Lo más factible parece ser una política de concertación sobre el rumbo económico y social del país, donde los diferentes sectores opinen y propongan medidas progresivas para la reactivación nacional, y donde el crecimiento económico no beneficie a unos pocos sino a toda la población del país.

Notas:

[1] Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe sobre Desarrollo Humano 2001. El Salvador, 2001.

[2] El ingreso por ventas sólo fue 60% con relación al 2000, en que alcanzó USD 300 millones.

[3] La Prensa Gráfica, 18 de Diciembre 2001, p. 4b.

[4] La Prensa Gráfica. Revista Enfoques. Resultados encuesta de opinión. 30 de diciembre 2001.

[5] Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Estado Mundial de la Infancia 2002. El Salvador, 2001.