Pobreza y corrupción en grande

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2002
Michelo Hansungule
Women for Change

Cuando el ex presidente Chiluba sucedió en el poder al Presidente Kaunda en 1991, la tasa de pobreza representaba el 56% de la población. Cuando dejó el gobierno 10 años después en manos de su protegido, en medio de un clima de amenazas y sospechas de fraude, la pobreza ha superado el 80%. La corrupción en grande ha desviado los recursos destinados a mejorar la situación de la población, que con pesar y desesperación, ve como su país se encamina a ser el más pobre del mundo.

El gobierno genera la pobreza

Un elemento característico de la pobreza de Zambia es que es producida por el gobierno y las instituciones internacionales. La pobreza de Zambia no sucede porque sí; tiene una causa. Por ejemplo, los fuertes incrementos recientes en el precio de la harina de maíz —el alimento básico del país— dejaron a muchas familias sin la posibilidad de comprarla. Los incrementos fueron aprobados en el contexto de la política de liberalización del gobierno. En consecuencia, decenas de mujeres, la mayoría con sus bebés amarrados a sus espaldas, duermen en corredores frente al comercio mayorista C&S Wholesalers, en el Mercado Soweto, de Lusaka, para comprar una bolsa de harina de maíz a precios bajos. Los propietarios de C&S adquieren harina de maíz en Sudáfrica a precios bajos y la venden a 18.000 kwachas por bolsa (USD 4,70). En las tiendas comunes, la misma bolsa se vende a 40.000 kwachas (USD 10,50) o más.

En forma similar, el gobierno sumergió a cientos de miles de empleados despedidos en la indigencia al no pagarle sus indemnizaciones. Recientemente, un destacado abogado de Lusaka que representaba a un sector de los despedidos envió una carta pública al ex Presidente Chiluba exigiéndole que interviniera en el asunto. Incluso después de que los tribunales fallaron a favor de los destituidos y de que el Parlamento destinara fondos para las indemnizaciones, el gobierno no efectuó el pago.

La agricultura, supuesto pilar de la economía, cayó abatida hace tiempo. Los precios de la semilla de maíz y de los fertilizantes están muy por encima del alcance de los pequeños granjeros, que constituyen el grueso de la comunidad agrícola. Mientras tanto, el gobierno distribuye vales como recursos para la agricultura. En el presupuesto de 2000, el gobierno destinó 32 mil millones de kwachas (USD 8,4 millones) a la agricultura, comparado con los 418 mil millones de kwachas (USD 110 millones) que gastó pagándoles a los acreedores de las minas de cobre Zambia Consolidated Copper Mines (ZCCM), en un momento en que la ZCCM no contribuye nada a la economía. Un agricultor comercial gasta más de 32 mil millones de kwachas por año en su granja. Estas políticas, aunadas a la corrupción, han condenado a millones de familias a vivir en la miseria.

Las instituciones internacionales también generan pobreza

Las instituciones internacionales también han contribuido con los fuertes niveles de pobreza en los hogares zambios. El problema se agravó especialmente debido a las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Su insistencia para que los gobiernos reduzcan el gasto e introduzcan austeras políticas fiscales y monetarias precipitó una inflación descontrolada en los años 70 y condujo a la situación catastrófica que se padece en la actualidad. Aunque el Banco Mundial se ha presentado recientemente como un agente en la reducción  de la pobreza, en Zambia es en realidad una de las principales causas de la misma. Las políticas de las instituciones internacionales de crédito, que hacen hincapié en el lucro y no en la gente, han destruido lo poco que quedaba para proteger de la dignidad humana en países pobres como el  nuestro. La deuda de más de USD 6 mil millones fue contraída y creció bajo la supervisión directa de las mismas instituciones financieras que ahora aseguran ser nuestras salvadoras.

Recientemente, Zambia fue admitida a la Iniciativa de Países Pobres Muy Endeudados del FMI/Banco Mundial. En consecuencia, el país tendrá derecho a gozar de cierto alivio de la carga de su deuda comenzando este año. Algunos de los recursos que deberían haberse pagado a los acreedores internacionales podrán ser ahora destinados al alivio de la pobreza. La experiencia muestra, sin embargo, que la iniciativa de los PPME beneficia al gobierno y no al pueblo. Más específicamente, beneficia a los políticos del partido gobernante. Por ejemplo, los recursos de la PPME a los que tuvo acceso Zambia ya fueron canalizados a la Oficina del Presidente (inteligencia de seguridad) para ser utilizados con fines políticos dirigidos a realzar las posibilidades políticas del partido político de Chiluba, el Movimiento por la Democracia Multipartidaria (MMD).

Una condición clave de la iniciativa PPME es que los gobiernos produzcan un plan de reducción de la pobreza “participativo”. Pero el plan que elaboran el gobierno y el Banco Mundial no puede calificarse en sentido alguno de “participativo”. No existe un solo rostro de los sectores pobres que integre el equipo que está desarrollando el plan. El gobierno se limitó a elegir ONG de su agrado y las incorporó al equipo para que pareciera que existía una participación popular. Nadie en el equipo ha experimentado la inseguridad y la desesperación provocadas por la pobreza.

El gobierno más corrupto de la historia

El gobierno del ex Presidente Chiluba fue el más corrupto en la historia del país. Los recursos que deberían haberse utilizado para mejorar la calidad de vida de la gente fueron apropiados en escandalosos episodios de corrupción. Sus propios ministros, incluido el Vicepresidente, lo acusaron de corrupción por la expropiación del dinero del maíz y de dudosas transacciones en cobre y cobalto y presentaron una acción sin precedentes en su contra en el Parlamento. Para impedir que se tomaran medidas contrarias a su persona, el ex presidente clausuró el Parlamento durante casi un año, y en el ínterin acusó a su vez a sus acusadores de ser los corruptos. Al mismo tiempo, el ex Presidente integraba instituciones de justicia como la Comisión Anticorrupción, frustrando las gestiones que hubieran permitido a la comisión llevar a cabo su labor. Como todas las vías legítimas para investigar la corrupción estaban bloqueadas, la única opción restante era expulsar al gobierno mediante el voto en las elecciones del 27 de diciembre de 2001. Aunque Chiluba no podía ser candidato – por haber sido descalificado por la Constitución y rechazado por la gente en sus intentos por cambiar las reglas para darse a sí mismo un tercer período – dejó en claro a quién brindaba su apoyo. Arrojó todo su peso y los recursos del país en apoyo de su aparente heredero y protegido, Levy Mwanawasa, su primer vicepresidente en 1991, quien luego renunciara tras acusarlo de corrupción.

Los antecedentes de la conducta del electorado en Africa no alentaban pronósticos optimistas, y la elección zambia no prometía ser una excepción.

Elecciones: amedrentamiento y acusaciones de fraude

Durante un acto político en Parklands Kitwe, en el cual Chiluba presentó a  Mwanawasa como su candidato para sucesor, el ex presiente declaró que el Movimiento por la Democracia Pluripartidista (MMD) ganaría las elecciones “pasara lo que pasara”. Por otra parte, Levy Mwanawasa dijo al público: “Tendré que ingresar al edificio de gobierno aunque eso signifique pasar por encima de los cadáveres de los líderes opositores”. Previsiblemente, Levy Mwanawasa “ganó” las elecciones y asumió la presidencia como sucesor de Chiluba. Su partido, el MMD, no obtuvo la mayoría de las 150 bancas legislativas de la Asamblea Nacional. A pesar de las graves acusaciones de fraude electoral, Chiluba organizó rápidamente la ceremonia de asunción de Levy Mwanawasa como tercer presidente republicano del país. En el proceso intimidó a jueces que pretendían dar curso a quejas de la oposición y a una solicitud para aplazar el anuncio del ganador hasta que se hubiera verificado el resultado final.

El nuevo presidente republicano no tiene la mayoría en el Parlamento, ya que no logró asegurarse, ni siquiera mediante el fraude electoral, el voto en muchas partes de Zambia. En consecuencia, utilizó sus poderes de designación, amparado en el artículo 68 de la Constitución, para designar a seis miembros del Parlamento a quienes también nombró ministros de carteras muy importantes, como Finanzas y Justicia. Aunque representó al MMD, Mwanawasa declaró en repetidas ocasiones que él representa la “continuidad con cambio”, a la cual llamó el “Nuevo Trato”. No obstante, los observadores señalan que la política económica del MMD sólo recientemente quedó redefinida en el Manifiesto del MMD y que el “Nuevo Trato” no integra ese documento.

Además de la falta de mayoría en el Parlamento, otro problema de Mwanawasa es que no tiene el control del MMD. Chiluba sigue al frente del partido como su presidente, con el apoyo de sus seguidores, incluso de los funcionarios acusados de corrupción que ocuparon cargos importantes en el partido. La presión que ejerce el MMD sobre Mwanawasa quedó de manifiesto con sus recientes nombramientos en el gabinete. Aunque se presenta a sí mismo como un cruzado contra la corrupción, fue obligado a dar marcha atrás e incluir en el gabinete a ministros que habían sido alejados de sus cargos por presunto narcotráfico. Con la desesperanza que agobia al país tras las elecciones, que muchos sospechan fueron amañadas por el gobierno, el futuro del país parece incluso más sombrío.

Proa hacia la pobreza

Las políticas económicas liberales que granjearon al ex presidente Chiluba los elogios de la comunidad internacional cuando llegó al gobierno por primera vez no se expresaron en beneficios tangibles para los pobres. En cambio, después de 10 años, esas políticas produjeron más millones de pobres que en cualquier momento de la historia. Entre tanto, como la economía se ha derrumbado, los industriales se convirtieron en comerciantes de productos terminados procedentes de diversas partes del mundo. Los trabajadores fueron despedidos sin ninguna perspectiva de un empleo alternativo, y no se les pagó indemnización alguna. Mientras tanto, cientos de miles de personas mueren de enfermedades oportunistas como consecuencia del VIH/SIDA. Hace algunos años, el Banco Mundial predijo que, de mantenerse las tendencias de entonces, Zambia estaba destinada a ser el país más pobre del mundo. Esta predicción está realizándose. El país que está casi en último lugar del mundo por orden alfabético, rápidamente está acercándose a esa misma posición en cuanto al desarrollo.


Michelo Hansungule es Profesor de Derecho del Centro por los Derechos Humanos, Facultad de Derecho, Universidad de Pretoria, Sudáfrica.