En manos del capital transnacional y el libre comercio

Publication_year: 
2002
Ranee Hassarungsee
Social Agenda Working Group; Focus on the Global South (Focus).

Las lecciones del colapso económico de 1997 recomiendan protegerse contra los peligros del movimiento de capitales y la fluctuación internacional de la moneda, desmantelando la liberalización financiera, imponiendo controles rigurosos en las transacciones de capital de corto plazo, y adoptando medidas para minimizar la falta de predictibilidad del capital internacional de inversión.

Las consecuencias de la crisis económica y financiera de 1997

Actualmente la deuda pública de Tailandia representa THB 2.886.000 millones (USD 64.900 millones) o 56% del PBI. Consiste en THB 1.212.000 millones (USD 27.300 millones) en préstamos directos del gobierno, THB 920.000 millones (USD 20.700 millones) en préstamos avalados y no avalados para las empresas públicas, y los THB 754.000 millones (USD 17.000 millones) de deuda contraída por el Fondo de Desarrollo de las Instituciones Financieras.[1] Esto no incluye las actividades de incentivo económico del gobierno ni los programas públicos de ayuda dirigidos a generar ingresos y empleos.

El desempleo va en aumento. Según una encuesta de la oficina nacional de estadísticas de febrero de 2001, la fuerza de trabajo en la región del nordeste —la zona más pobre del país— consistió en 10.645.761 personas y 917.317 de ellos, un 8,6%, estaban desempleados, comparado con 7,2% en 2000. El promedio nacional fue de 4,8%.[2]

Debido a la crisis económica, la pobreza en Tailandia aumentó al 16% de la población, o 10 millones de personas. (Según la clasificación del Banco Mundial, una persona en Tailandia con un salario mensual inferior a THB 886 (USD 20) o con ingresos inferiores a THB 33,50 (USD 0.75) por día, es considerada pobre.) Muchos de los pobres pertenecen a pequeñas o medianas familias agrícolas, cuyos jefes de familia tienen poca educación formal y carecen de tierras. Sesenta y seis por ciento de los pobres viven en la región del Nordeste.[3] 

Las consecuencias nacionales e internacionales de las crisis económicas de 1997 fueron complejas; mejorar la economía exigirá medidas en muchos frentes. Destacados economistas propusieron cambios al sistema macroeconómico del país.[4] Wiraphong Ramangkul, ex viceprimer ministro y ministro de finanzas, recomienda que protegerse contra los peligros del movimiento de capitales y la fluctuación internacional de la moneda, que fueron las principales causas del colapso económico de 1997. Rangsan Thanaphornphan, de la Facultad de Economía de la Universidad de Thammasat, recomienda desmantelar la liberalización financiera, imponer controles rigurosos en las transacciones de capital de corto plazo, y adoptar medidas para minimizar la falta de predictibilidad del capital internacional de inversión.

Pobres, sin recursos y sin voz

El profesor Nidhi Iawsriwong, de la Universidad Midnight (Foro de Educación Popular), analizó el fenómeno de la creciente pobreza y concluyó que su causa es la falta de acceso a los recursos necesarios para la vida cotidiana. Dos factores contribuyen con esta privación:[5]

Conseguir una audiencia pública es un recurso político que está fuera del alcance del acceso de los pobres. No pueden participar en los partidos políticos ni las campañas políticas, que les otorgarían cierto peso. No obstante, Nidhi es optimista de que las organizaciones políticas populares tendrán mejores resultados cuando los pobres adquieran más experiencia en aplicar su propia cultura y relaciones a las organizaciones políticas modernas.

Pobreza estructural

La pobreza actual ya no es el problema de individuos, sino una desfiguración de nuestras estructuras económica, política y social. Al público se le hace creer que la única solución a la pobreza es el desarrollo económico y la economía de “filtrado hacia abajo”, una teoría anticuada que ha sido reforzada a través de las escuelas, los medios de comunicación y los discursos políticos. Como sugirió el profesor Saneh Chamarik, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, es necesario cambiar la dependencia de los extranjeros y los mercados para adoptar una distribución equitativa de los recursos entre todos los sectores de la sociedad.

La gente exige protección

Los tailandeses exigen protección de los efectos negativos de la globalización. El 9 de noviembre de 2001, en el primer día de las reuniones de la OMC en Qatar, la Red de Agricultura Alternativa y otros grupos, incluso una red sobre SIDA, organizaciones sindicales y la Red Nordestina de Conocimiento Local por la Autosuficiencia organizaron manifestaciones de protesta en frente de la embajada estadounidense. Aparentemente EEUU había presionado en la OMC para que se acordara patentar las formas de vida y los fármacos. Esas gestiones incrementarán el precio de los fármacos porque las empresas farmacéuticas patentarán fármacos nuevos y esenciales como los cócteles antivirales. El acuerdo impediría que la Organización Manufacturera Farmacéutica de Tailandia y empresas farmacéuticas privadas importaran materias primas para la producción de medicamentos genéricos.

Otra inquietud yace en la biopiratería de los derechos de propiedad sobre el arroz jazmín. El “Programa Paso a paso para mejorar el arroz jazmín para Estados Unidos”, con el apoyo financiero del Departamento de Agricultura de EEUU, obtuvo las semillas del arroz Khao Dok Mali 105, del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IIIR) y las trató con rayos gama para crear una variedad nueva de maduración precoz y plantas más cortas. Esta nueva variedad de arroz retendrá su suavidad y fragancia original y podrá cultivarse en las condiciones climáticas estadounidenses. Aunque el éxito del proyecto no ha sido asegurado, existe preocupación de que la nueva variedad de arroz jazmín tenga un impacto negativo en Tailandia. De particular inquietud son las consecuencias de patentar la nueva variedad o registrarla con fines de protección de los derechos de propiedad bajo la Ley de Protección a las Variedades de Plantas.

El profesor Chamarik advirtió al pueblo tailandés de los posibles riesgos: “Actualmente, Tailandia como base de recursos para el Sudeste de Asia, corre un grave riesgo que perjudicará a gran cantidad de personas. La liberalización de las finanzas y el comercio no es nada más que la liberalización del acceso a nuestra diversidad biológica. En la esfera económica en los próximos 10 años, las computadoras y los automóviles pasarán a un segundo plano. Los alimentos y las medicinas se convertirán en protagonistas, no sólo porque podrían instaurar un monopolio del lucro, sino también porque controlan los cuerpos y mentes de la población mundial”.

La Red Nordestina de Conocimiento Local por la Autosuficiencia declaró que, después de abrirse al imperialismo occidental disfrazado de comercio capitalista liberal y de 40 años de ser dirigido por “Planes Nacionales Económicos y Sociales”, Tailandia está bajo el absoluto control del “capital trasnacional y el libre comercio”. Los principales defensores de la hegemonía de la globalización son organizaciones supranacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Asiático de Desarrollo (ADB).

Los países industrializados del G-8 orientan a estas organizaciones, y su único objetivo parece ser la de transformar todas las cosas del mundo en productos que se puedan comerciar libremente. De conseguirse este objetivo se causará gran daño a las comunidades locales:

 Crear alternativas

Si la lucha para proteger el derecho a la autosuficiencia es una cara de la moneda, crear alternativas a la globalización es la otra. La Red de Agricultura Alternativa, basada en las regiones del Nordeste, Centro, Norte y Sur, adquirió y transfirió con éxito técnicas agrícolas sostenibles a los granjeros de pequeña escala. Su propuesta por una agricultura sostenible ha sido aceptada entre los granjeros comunitarios. También se incorporó al Octavo Plan Nacional Económico y de Desarrollo Social (1997-2001) como principal pauta para restructurar la producción agrícola de los pequeños productores, comunidades y la sociedad. El plan estipula también que 20% de la tierra fértil, o unos 25 millones de rais, se destinarán a la agricultura sostenible. En estas zonas, el público tiene derecho a participar en el desarrollo de sistemas agrícolas, la conservación y restauración de los recursos naturales.

La Red continúa vigilando al gobierno y a otros organismos y aboga por prácticas agrícolas sostenibles. El grupo halló que muchas de las prácticas eran demasiado insustanciales para generar un cambio real. Tras participar en la manifestación de 99 días de la Asamblea de los Pobres desde el 25 de enero al 2 de mayo de 1997, la Red instó al gobierno de Chavalit a modificar las actividades del Ministerio de Agricultura y otros organismos correspondientes. También propuso al gobierno un “Proyecto piloto para el desarrollo de los granjeros de pequeña escala”, ofreciendo una variedad de prácticas agrícolas que estén adaptadas a las distintas zonas ecológicas y culturas comunales. El proyecto también proporcionó cuadros organizativos y la administración de granjeros y organizaciones comunitarias para que sean modelos de desarrollo nacional de la agricultura sostenible.

Los reclamos y la presión de la Asamblea condujeron a la aprobación en el gabinete del Proyecto Piloto el 18 de marzo de 1997, habilitando su puesta en práctica. La Red entonces elaboró planes operativos y presupuestales detallados para que los considerara el gobierno y los organismos pertinentes. Pero la crisis económica provocó la renuncia del gobierno de Chavalit el 4 de noviembre de 1997, y el Proyecto Piloto fue enviado al Ministerio de Agricultura. La Red y la Asamblea instaron una y otra vez al nuevo gobierno de coalición de Chuan Leekpai para que reconsiderara el Proyecto Piloto. La administración de Chuan finalmente concedió la aprobación de su gabinete el 30 de marzo de 2000, acordando en principio y aprobando la aplicación del “Proyecto Piloto 2001-2003 para el desarrollo de la agricultura sostenible de los granjeros de pequeña escala”, con un presupuesto de THB 633 millones (USD 14,3 millones).

El proyecto está dirigido a 27.100 rais de tierra agrícola y zonas costeras a lo largo de los 116,4 kilómetros de la Bahía de Pattani. En general, las zonas a las que se dirige están situadas en 19 zonas ecológicas: nueve en el Nordeste, cuatro en el Norte y cuatro en el Sur, y dos en la Región Central. Entre los grupos a los cuales se dirige el proyecto hay 3.670 familias que residen en las praderas, mesetas y montañas, y 3.535 familias de pescadores.

El Proyecto Piloto es consecuencia de la larga lucha de muchas organizaciones. El gobierno debe apoyar y promover activamente este tipo de iniciativa popular de largo plazo para lograr el objetivo del desarrollo sostenible.

Notas:

[1] Anuj Arbhabhirom, Thailand Trend Project, el 10º informe sobre “Communications: Attempted Search for Public Media (July-September)”, el Fondo de Investigación de Tailandia, 2001.

[2] Amara Pongsapich, et al., “A New Paradigm on Social Development”, ponencia en la conferencia anual “1997: Thailand’s Turning Point”, Centro de Economia Política, noviembre de 2001.

[3] The Matichon Daily, 20 de noviembre 2001.

[4] Kasian Techaphira, en “An Economic Salvation Proposal: Readjustment and Review of Globalisation Hegemony”, The Matichon Daily, 11 de noviembre 2000, p. 6.

[5] Grupo de Trabajo Agenda Social, Tailandia, Universidad de Midnight, Asamblea de los Pobres, y Fundación Komol Keemthong, archivo de información del primer foro de discusión “Erradicación de la pobreza: Cómo corregir la estructura”, celebrado el 27 de abril de 2001 en la Universidad de Thammasat, Bangkok.

Este artículo se basa en información y datos suministrados por miembros del Grupo de Trabajo Agenda Social, Tailandia, y escrito por Ranee Hassarungsee de Focus on the Global South (Focus). Fue traducido por Suntaree Kiatiprajuk, del Comité Tailandés de Apoyo al Desarrollo (TDSC).