La crisis continúa

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2001
Suntaree Kiatiprajuk; Ranee Hassarungsee
Thai Development Support Committee (TDSC); Focus on the Global South (Focus)

El acreedor le dijo al deudor: “Siga con su buena labor. Casi ha salido del túnel”. Lo único que el acreedor no dijo es que no hay luz al final del túnel, y el pobre deudor es demasiado tonto para preguntar.

Años para la recuperación

En agosto de 1997, Tailandia solicitó un paquete de “rescate” al FMI. El director ejecutivo del FMI, Michel Camdessus, recibió con beneplácito este pedido, confiado de que “las fuertes medidas de Tailandia y el apoyo financiero que se le podría extender contribuirán decisivamente a la estabilidad en los mercados financieros de Asia”.[1] Pero la persistencia de la crisis económica margina a la región del Sudeste Asiático. A medida que aumentan las importaciones de EEUU desde China y México, las exportaciones de los demás países asiáticos hacia EEUU decrecen. La inversión directa extranjera en Indonesia, Filipinas y Tailandia decayó un 15%.

Las exportaciones de Tailandia crecieron un 20% en el 2000. Sin embargo, existe preocupación por el incremento de las importaciones suntuarias,[2] y se esperaba un aumento del 32% de las importaciones totales para ese año. Algunos expertos temen que el retorno del gasto extravagante conduzca a una repetición de la burbuja que desató la crisis de la balanza de pagos a mediados de los años 90, pero otros creen que se está exagerando esa posibilidad. El optimismo de estos últimos se basa en que las reservas de divisas a fines del 2000 representaban USD 32 mil millones, frente a una deuda externa sensiblemente mejorada.[3] No obstante, una mirada más atenta revela algunas fallas. 

El crecimiento de las exportaciones se concentró principalmente en las industrias del automóvil, la electrónica y los electrodomésticos. Cuando se le restan los costos de las importaciones de producción y la depreciación anual de los equipos, sólo aproximadamente el 20% de los ingresos de exportación de estas industrias permanece en Tailandia. Peor aún, las industrias de exportación lucrativas y en crecimiento están, en su mayoría, controladas por inversores extranjeros, cuyas ganancias se pueden trasladar a cualquier parte del mundo.[4]

Mientras las exportaciones de alta tecnología tuvieron un crecimiento espectacular del 30%, la producción destinada al consumo interno se redujo un 7,5%. En consecuencia, las instituciones financieras y los bancos comerciales se mostraban reacios a prestarle dinero a las pequeñas y medianas empresas. Un informe del Banco de Tailandia de diciembre del 2000 indicó que la economía se había desacelerado en el segundo semestre del 2000 como resultado del aumento de los precios del petróleo y la disminución de la confianza de los consumidores y del sector empresarial. A pesar de las señales positivas de recuperación económica y de un crecimiento económico del 4,5% en el 2000, la situación es frágil y la recuperación no es para nada completa, sobre todo mientras la deuda pública siga siendo importante.

Deuda pública: cifras esquivas

La deuda pública de Tailandia en 1996 representó 720.530 millones de bahts tailandeses (USD 28.820 millones a un cambio de 25 bahts por dólar), o el 15,7% del PBI.[5] La cifra oficial, a fines de diciembre del 2000, constituía 2,8 billones de bahts (USD 63.600 millones a 44 bahts por dólar), prácticamente el 50% del PBI (5,63 billones de bahts).[6] Para hacer las cifras aún más confusas, los críticos del gobierno creen que la cifra real de la deuda pública asciende a 4,5 billones de bahts.[7] En el año fiscal 2001, el pago de la deuda pública corresponderá al 7,9% del presupuesto nacional de 910 mil millones de bahts, o sea cerca de 71.890 millones de bahts.[8] El cambio de la moneda se precipitó de 39 a 44 bahts por dólar, sumando así aproximadamente 9 mil millones de bahts al costo de la deuda.[9] En definitiva, no existe una cifra confiable de la deuda pública tailandesa, pero sí es seguro que los tailandeses seguirán endeudados por mucho tiempo.

Además, el presupuesto del 2001 proyecta un déficit de 105 mil millones de bahts, excluyendo los costos de refinanciación por unos 500 mil millones de bahts de los bonos emitidos en 1998 para cubrir las pérdidas del Fondo de Desarrollo de Instituciones Financieras. La Oficina de Gestión de la Deuda Pública del Ministerio de Finanzas calcula que la deuda aumentará entre 705 mil millones y 1,6 billones de bahts, excluyendo los intereses, del 2002 al 2006.

No obstante, la Dirección Ejecutiva del FMI concluyó que Tailandia está saliendo de la crisis.[10] El FMI considera que una tasa de crecimiento económico en torno a 4%-5% es factible para el 2001 si se recupera la confianza de inversores y consumidores. El FMI recomendó una rápida aprobación de leyes para el sector financiero. En pocas palabras, el acreedor le dijo al deudor: “Siga con su buena labor. Casi ha salido del túnel”. Lo único que el acreedor no dijo es que no hay luz al final del túnel, y el pobre deudor es demasiado tonto para preguntar.

Necesidad de una economía alternativa

Luego de la crisis económica y el rescate del FMI, muchos tailandeses se desilusionaron con la institución multilateral, a la que ya no veían como un salvador sino como un instrumento de penetración acelerada de los capitales estadounidenses en la economía tailandesa.[11] El movimiento contra la globalización adquirió visos de legitimidad que quizá no tenía de antemano.[12] En noviembre del 2000, ocho renombrados académicos, liderados por el profesor Prawase Wasi, propusieron siete medidas económicas para facilitar la crisis del país:[13]

Crisis financiera y pobreza “pegajosa”

En el Marco Visión de su Noveno Plan de Desarrollo, divulgado en agosto del 2000, el centro de investigación Consejo Nacional de Desarrollo Económico y Social (NESDB), admitió abiertamente el desequilibrio de los pasados siete planes de desarrollo, que se concentraron principalmente en el crecimiento económico a costa de los recursos naturales y de la mano de obra barata.[14] En el lapso cubierto por estos planes, el ingreso per cápita de Tailandia aumentó de 2.100 bahts en 1961 a 77 mil bahts en 1996. El ingreso per cápita en 1999 fue de 76 mil bahts.

La recuperación tras la crisis de 1997-1998 dependió del exceso de consumo de los recursos naturales y de la dependencia de la inversión y la tecnología extranjeras. Las propias bases de producción de Tailandia son débiles. Los ingresos del sector agrícola se concentraron en el arroz, el caucho y el aceite de palma, que proporcionaron cerca del 61% de la producción total. Las industrias con gran uso de mano de obra y de recursos naturales constituyeron el 66% del sector industrial. Esa producción concentrada perjudicó la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza.[15]

El principal autor del Informe de Desarrollo Mundial 2000/1 del Banco Mundial fue Ravi Kanbur.[16] Kanbur renunció cuando el informe final fue modificado sustancialmente, presuntamente a petición del secretario del Tesoro de EEUU, Lawrence Summers. La redacción inicial contenía importantes análisis de la relación entre el crecimiento, la pobreza y la distribución del ingreso. Una conclusión destacada señaló que muchos países, que siguieron las propuestas de liberalización e inicialmente experimentaron un rápido crecimiento, finalmente padecieron una crisis económica como la de Tailandia. Además, mientras la pobreza se redujo y la distribución del ingreso mejoró durante el período de alto crecimiento, dichos avances fueron neutralizados por la crisis. Más importante aún es que después de la crisis los países hallaron que era mucho más difícil recuperar las antiguas tendencias de reducción de la pobreza y redistribución del ingreso. En palabras del informe inicial, la pobreza se volvió más “pegajosa”, más difícil de eliminar.

Existen varias razones que explican esta situación. En primer lugar, las crisis económicas no sólo incrementan la pobreza sino que también reducen la capacidad de los pobres para salir de la pobreza ya que sus ingresos, que se acumulan con gran lentitud, son eliminados rápidamente en períodos de crisis. En segundo lugar, las “crisis de liberalización” a menudo constituyen un punto de inflexión de una etapa de crecimiento relativamente estable a una fase de mayor volatilidad. La economía despega y tropieza alternativamente, impulsada por los altibajos de corto plazo en la confianza y los movimientos de capital internacionales. El crecimiento no sólo es más lento en promedio, sino que también es menos eficaz en la reducción de la pobreza. En tercer lugar, los gobiernos salen de estas crisis cargando con fuertes deudas públicas y, por lo tanto, con menor capacidad para aplicar políticas de reducción de la pobreza y distribución del ingreso.

El Informe de Desarrollo Mundial preliminar concluyó que las crisis económicas aumentan la pobreza y la desigualdad, y que los países tienen muchas dificultades para revertir estas pérdidas. En la versión final del informe, la mayoría de estas conclusiones fueron censuradas. En su lugar está la reafirmación básica del Banco Mundial de que el crecimiento reduce la pobreza.

Tailandia ha seguido esencialmente el mismo patrón descrito en el Informe de Desarrollo Mundial. El crecimiento anual generalmente estable a partir de los años 60 permitió a Tailandia reducir drásticamente su pobreza. Pero sus antecedentes en distribución del ingreso son menos positivos. El índice Gini empeoró entre 1970 y 1992, y luego comenzó a mejorar levemente. Desde 1996, las cifras de la pobreza han crecido y se reanudó la tendencia de largo plazo hacia la desigualdad. Entre 1996 y 1999, la cantidad de personas que vivían por debajo de la línea de pobreza aumentó de 6,8 a 9,9 millones.

La crisis destruyó el capital social y los ingresos de los pobres. Muchos estudiantes debieron abandonar sus estudios. Uno de los pocos negocios que prosperaron durante la crisis fueron las casas de empeño. La deuda de los hogares pobres aumentó. Muchas familias perdieron sus tierras o parte de ellas. A pesar del crecimiento, Tailandia padece el problema de la pobreza “pegajosa”.


Notas:

[1] Michel Camdessus, “Camdessus Welcomes Thailand’s Policy Package”, comunicado del FMI número 97/16, 5 de agosto de 1997.

[2] Cholada Insrisawang, “Recovery or false dawn?” 2000 Bangkok Post Year-End Economic Review, obtenido del sitio en Internet del diario Bangkok Post.

[3] Ibid.

[4] Anuch Abhabhirom, Thailand Trend Monitoring Project Report, Vol 8, 15 de enero del 2001.

[5] Banco Mundial, citado por Wichit Sirithaveeporn, en “Public debt looms large on horizon,” Bangkok Post 2000 Mid-Year Economic Review, 30 de junio del 2000.

[6] Oficina de Gestión de la Deuda Pública, Ministry of Finance News, No. 11/2544, 22 de febrero del 2001, p. 5.

[7] Siri-anya, artículo publicado en el diario tailandés Manager Daily, 28 de febrero del 2001.  

[8] Wichit Sirithaveeporn, “Debt bites deep into the budget,” Bangkok Post 2000 Year-End Economic Review, obtenido del sitio en Internet del diario Bangkok Post.

[9] Manager Daily, 11 de diciembre del 2000, citado por el 8th Volume Report of Thailand Trend Monitoring Project Report, The Thailand Research Fund.

[10] Dirección Ejecutiva del FMI, “IMF Concludes Post-Program Monitoring Discussion on Thailand,” Public Information Notice, No. 00/110, 20 de diciembre del 2000.

[11] Walden Bello, Shea Kunningham y Li Kheng Poh, A Siamese Tragedy, Bangkok: Focus on the Global South, 1998, p. 9.

[12] Ibid, p. 9.

[13] Anjira Assavanonda, informe del diario Bangkok Post, 12 de noviembre del 2000.

[14] NESDB, Ninth Plan Development Vision Framework, agosto del 2000, p. 6.

[15] Ibid, p. 8.

[16] El análisis y las referencias a la obra de Ravi Kanbur en este párrafo y siguientes surgió de una charla sobre “Crecimiento económico, crisis, pobreza y desempleo” del prof. Pasuk Pongphaichit, de la Facultad de Economía, Universidad de Chulalongkorn, presentada ante el seminario anual del Centro de Economía Política celebrado en Bangkok, el 22 de noviembre del 2000.